La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) advierte de que en los últimos tiempos proliferan las emisiones de contratos financieros y bonos estructurados que se están ofreciendo desde las oficinas de algunos grandes bancos como alternativa a la frustración que sienten sus clientes al recibir como oferta a la contraprestación de su ahorro un rendimiento prácticamente nulo, o más bien del 0,2% de media al plazo de un año.
OCU avisa a los consumidores y pequeños inversores sobre las falsas ilusiones de estos nuevos productos, a pesar de que prometan rendimientos el 4 o del 6% anual en determinadas circunstancias, se puede terminar perdiendo dinero en más ocasiones de las que a simple vista pudiera deducirse ya que no garantizan la devolución del dinero invertido.
Ese cupón del 4 o del 6% termina aplicándose en muy pocos casos según las estimaciones de OCU (se ha utilizado simulaciones por el método de Montecarlo). Además, en esos escasos casos esa ganancia se aplica una pequeña parte de la inversión, de forma que el rendimiento TAE del estructurado es muy inferior al prometido, aun en el azaroso caso de que se cumpla la condición que produzca el pago de dicho cupón y la devolución de todo el dinero.
La organización pone como ejemplo los Valores de Renta Fija Estructurados Serie 60 del Santander, que se trata de productos que en ningún caso son aconsejables para un inversor con perfil conservador que busca depósitos y tampoco para un inversor especulador dado lo irrisorio de la recompensa.
OCU informa además que la deuda emitida por una entidad financiera, bien sea con rendimiento fijo o ligada a Bolsa no está acogida a ningún fondo de garantía, por lo que en caso de impago de la entidad el inversor no sólo queda desamparado, sino que deberá “apechugar” con las pérdidas de la entidad que le vendió dicho producto. "Esto gracias al último cambio normativo de rescate bancario", añade.
La organización concluye que el riesgo que implican los bonos estructurados emitidos por las entidades financieras es muy superior al de los tradicionales depósitos, y en ningún caso los primeros son sustitutivos de los segundos.