Las lociones repelentes que se aplican en la piel y se comercializan en forma de espray, barra o gel no repelen a los mosquitos, sino que más bien los confunden. Una vez que estos insectos han localizado a la persona y se acercan, los repelentes bloquean/saturan sus receptores olfativos haciendo al individuo prácticamente invisible.
Sin embargo, en el caso de las pulseras repelentes, argumentan que "su escasa superfie limita su radio de acción a poco más de cuatro centímetros". "Por lo tanto, el tipo de repelente que lleven es indiferente", han defendido sobre su no eficacia. En cuanto a los aparatos ultrasonidos, han comentado que "no ahuyentan a los mosquitos".
"En 2007, un equipo de Cochrane, tras revisar 10 estudios de campo sobre estos dispositivos, concluyó que carecían de eficacia alguna. Desde entonces y hasta ahora, no ha surgido ninguna evidencia a favor de estos dispositivos. De hecho, hace cuatro años, OCU analizó dos 'apps' de ultrasonidos con resultados negativos", han especificado.
Por otra parte, la organización ha recordado que, aunque los efectos de estos repelentes están demostrados por muchos estudios, su eficacia "depende del principio activo y su concentración". Así, han indicado que DEET y la caridina son los más eficaces respectivamente, seguidos del Citriodiol o PMD. El IR 3535 (butilacetilaminopropionato de etilo) y los aceites esenciales (geraniol, aceite de lavandin, lavanda) "son los menos eficaces, aunque también los menos tóxicos".
Por último, en relación a los insecticidas, presentes en aerosoles y enchufes de recarga, han incidido en que "no ahuyentan a los mosquitos, sino que los matan en poco menos de cinco minutos". Pese a su eficacia, han aconsejado "no abusar de ellos, ya que a largo plazo sus principios activos (las piretrinas) podrían resultar tóxicos".