Ahora bien, un 2,5 por ciento dice que se pondría la vacuna si tiene garantías, está probada y es fiable; un 0,2 por ciento traslada su decisión al origen de la vacuna; un 0,8 por ciento si cuenta con información suficiente sobre las mismas; y un 1,3 por ciento si así se lo aconsejan las autoridades, científicos o sanitarios. No obstante, un 4,5 por ciento tiene dudas en si ponérsela o no.
Respecto al motivo por el que no se vacunarían de forma inmediata, el 26,3 por ciento dice que es por miedo a que tengan riesgos para la salud/efectos secundarios-colaterales, el 23,5 por ciento porque no se fía de las vacunas y el 14,1 por ciento porque prefiere esperar a ver cómo funcionan.
Además, un 5,7 por ciento no cree que sean eficaces; un 3,4 por ciento dice que es porque hay otras personas más vulnerables o de mayor riesgo, o por tener alergias, otras enfermedades o tratamientos, estar dando la lactancia o estar embarazada; un 2,4 por ciento porque considera que tiene pocas probabilidades de contagio; un 2,1 por ciento porque ya ha pasado el Covid-19; un dos por ciento por falta de información; y un uno por ciento porque nunca se vacuna.