Más de 2.500 plazas para estudiantes que ofertan las universidades de Castilla y León se quedan cada año sin cubrir por falta de alumnos, lo que supuso en el último curso dejar vacías el 16,4 por ciento de las sillas previstas por los distintos centros. En los últimos años, se ha hecho un esfuerzo por ajustar la oferta a la demanda y se ha conseguido reducir estos vacíos desde las 3.779 plazas que quedaron libres en el curso 2015-2016 a las 2.522 de la actualidad, según los datos del Ministerio de Educación recogidos por Ical.
La Universidad de Salamanca es la que se dejó el curso pasado más asientos desocupados, 1.330, es decir, el 78,4 por ciento de su oferta, con un problema en las titulaciones de ingeniería y arquitectura, donde no llega a cubrir ni cuatro de cada diez plazas que pone a disposición de los estudiantes (sólo se matricularon 409 alumnos en estas ramas cuando los huecos disponibles eran 1.053). Ni siquiera se lograron las preinscripciones necesarias para los puestos ofertados.
El patrón se repite en la Universidad de León, que se dejó en el alero 501 plazas, más de 20 por ciento del total y donde sólo se han cubierto poco más de la mitad de las matrículas de ingeniería y arquitectura y el 60 por ciento de las de artes y humanidades. Por el contrario, hubo overbooking en las sanitarias y las de ciencias.
Las que tienen mayor ajustada la oferta y la demanda son las de Burgos y Valladolid. En el primer caso, sólo se quedaron vacías 167 de los 1.990 asientos que se ofertaban, es decir, poco más del ocho por ciento, con lleno total en artes y humanidades, ciencias y muy próximo en las ramas sanitarias y más débil en ingeniería y arquitectura, con un grado de ocupación del 78 por ciento). En el caso vallisoletano, se dejan sin cubrir 524 plazas que supone poco mas del diez por ciento de las que salen a este peculiar mercado. También, como en los casos anteriores se flaquea en ingeniería y arquitectura y en artes y humanidades y se llenan las aulas de las facultades de ciencias y salud, según la estadística recogida por Ical.
Sólo en la rama sanitaria se cubre toda la oferta y se completaría mucho más si se ampliase. En el último curso, para las 2.050 plazas en las distintas ramas de ciencia de la salud que las universidades pusieron en este mercado, hubo 12.080 preinscritos, es decir, casi seis personas por silla. Es cierto que no todos los estudiantes cumplieron los requisitos y únicamente se admitieron a 5.973 alumnos, lo que supone que podrían haber accedido a estos estudios casi tres veces más de lo que lo hicieron, una situación paradójica en tiempos de escasez de profesionales sanitarios.
El resto de ramas presentan vacíos. La más destacada es la de ingeniería y arquitectura, donde pese a concentrar algunos de los sectores más interesantes laboralmente y con más proyección, sólo se cubre el 60 por ciento de las 3.498 plazas que se oferta en toda la Comunidad. A duras penas, las inscripciones servirían para ocupar todos estos puestos, pero al final del proceso, apenas 2.124 alumnos formalizaron la matrícula. El bajón de estos estudios se produce fundamentalmente en arquitectura que no llega a cubrir el 30 por ciento de las plazas disponibles, con datos como los de la Universidad de Salamanca que de 303 plazas ofertadas sólo se han cubierto 24, el 7,9 por ciento. La crisis de la construcción y la débil recuperación explican esta anemia de unos estudios que otro tiempo fueron señeros.
Los datos también se resienten en el área de artes y humanidades, donde sólo se ocupan el 78 por ciento de las 2.240 plazas disponibles; 492 quedaron libres el pasado curso. En este ámbito, los de mayor éxito son los de comunicación audiovisual, mientras que en las filologías se deja el pupitre sin alumnos en tres de cada diez casos. En Burgos, la ocupación de estas enseñanzas es alta, especialmente, por el tirón de su titulación audiovisual, pero en León quedan libres casi el 40 por ciento de los puestos disponibles. Es especialmente llamativo el poco atractivo de sus estudios de arte, que deja vacías casi siete de cada diez sillas y de las filologías, que dejan las aulas a la mitad. Tampoco los estudios vinculados a la agricultura y la ganadería parecen encajar en la demanda y sólo cubren el 46 por ciento de las plazas.
Las ciencias sociales y las antes denominadas ciencias puras (física, química o matemáticas) mantienen más ajustada su oferta que llegan a ocupar al 90 por ciento en el primer caso y al 96 por ciento en el segundo. Entre las ciencias sociales destaca la demanda de psicología, que sólo imparte la Universidad de Salamanca. Se ofrecen 200 plazas y tienen más de 1.000 inscritos; entre las ciencias puras sobresale el auge de las matemáticas, cuya continuidad se ponía en duda no hace mucho tiempo y ahora cubren con creces los 155 puestos que Valladolid y Salamanca proponen.
Un vistazo al listado de titulaciones permite también comprobar las preferencias y los olvidos de los alumnos. Las titulaciones más reclamadas en Castilla y León son las sanitarias, especialmente medicina, en la que las preinscripciones de alumnos multiplican por 12 las 360 plazas que salen anualmente en las facultades de Salamanca y Valladolid. También en enfermería y otras ramas vinculadas a la salud, la demanda supera a la oferta. Paradójicamente, el conjunto de las ingenierías también tiene mucha aceptación en un primer momento (1.869 preinscripciones) pero luego no se concretan en matrículas. Lo mismo ocurre con las filologías, un destino refugio en el que piensan 1.529 alumnos y en el que finalmente sólo aterrizan 920. Los estudios para impartir enseñanza primaria también se cuelan entre los más demandados, con 1.698, lo que permite cubrir todas las plazas que se ofrecen.
Salvando las sanitarias, sólo media docena de titulaciones se llenan de alumnos: la citada de educación primaria, comunicación audiovisual, derecho, matemáticas y estadística, deportes y veterinaria, que tiene una demanda diez veces superior a las plazas que saca cada año la Universidad de León.
Por universidades, en la de Salamanca las opciones preferidas son, además de las sanitarias, las filologías (987 preinscripciones), las ciencias del comportamiento (937), administración y gestión de empresas (700) y biología (746). En Valladolid, también las vinculadas a la salud, así como las de educación primaria (712), algunas vinculadas a empresariales y comercio (723), derecho (556) y las ingenierías, en las que se inscriben todos los años 801 alumnos, aunque sólo se matriculan 538, es decir, el 70 por ciento de las plazas disponibles.
Algo similar ocurre en León, donde los estudios de ingeniería figuran entre los más demandados (555 preinscripciones), aunque posteriormente no se materializan las matrículas y quedan más del 40 por ciento de las plazas libres. La de mayor éxito es la de veterinaria (1004 inscritos) y ya a mucha distancia enfermería (522), enseñanza primaria (198), empresariales y comercio (264) e informática (186).
En Burgos, los estudios preferidos son los de enfermería (604 preinscripciones para 60 plazas) e ingeniería, donde se apuntaron en un momento 278 alumnos, de los que formalizaron matrícula 221. Sin embargo, la abultada oferta de esta universidad para este tipo de estudios (sacó 280 plazas) hace que se quedan más del 20 por ciento sin cubrir. Otros estudios demandados en sus centros son los de comunicación audiovisual, empresariales y comercio, filología e informática.
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