Celta y Betis se medían este sábado en Balaídos en un choque en el que ambos buscaban la victoria para alejarse lo máximo posible de la zona de descenso a la Segunda División. Era un duelo que arbitraba el asturiano González Fuertes, con Munuera Montero en el VAR. Además, como cuarto árbitro aparecía el zamorano Carlos Pérez.
En el minuto 68 de partido, el jugador del Betis Guardado controlaba el balón en la frontal del área y armaba la pierna izquierda para disparar. Rafinha trataba de alcanzar el balón e impedir la volea de Guardado y le daba con la plancha. González Fuertes lo vio claro y pitó penalti a favor del Betis. Iba 1-0 en el marcador del Celta -Betis. Sin embargo, Martínez Munuera avisaba al colegiado asturiano desde el VAR para decirle que no había pena máxima.
Mientras González Fuertes observa la jugada del posible penalti, los jugadores del Betis protestaban al zamorano Carlos Pérez en la banda, que pedía tranquilidad mientras su compañero analizaba la imagen en la televisión. Tras el rato de reflexión, González Fuertes indicó que no había pasado nada y anulaba el penalti pitado, ante las airadas protestas del equipo sevillano.
En definitiva, situación tensa la que tuvo que pasar entre banquillos este sábado el árbitro zamorano que ha conseguido la permanencia en Segunda División B