El Zamora entra en un terreno hasta ahora inexplorado esta temporada. En 23 jornadas, los rojiblancos tan solo habían cedido dos puntos, y en los últimos dos enfrentamientos ya son cuatro los puntos que se ha dejado por el camino. Una mini crisis de resultados, teniendo en cuenta el coeficiente brutal que llevaba, después de sellar tablas ante la Segoviana el miércoles y ante el Becerril este domingo. El liderato sigue sin peligrar, con 11 puntos de ventaja sobre el segundo, pero el equipo ha entrado en una fase del campeonato que no está siendo tan buena en cuanto a sensaciones.
Hace cuatro días en Segovia, los de Movilla empataban sobre la bocina en un choque que controló la Segoviana, y este domingo repartía puntos en casa del quinto por la cola, el recién ascendido Becerril. El cuerpo técnico entendió que el choque debía plantearse desde el juego directo, por lo que el centro del campo del equipo fue testimonial en el gobierno del cuero y tuvo que afanarse por recoger segundas jugadas y cazar balones que quedaban huérfanos entre los cañonazos de ambos frentes. Para eso Movilla apostó por Rubiato a las peinadas y por Zotes a las caídas.
Ese juego directo le dio al Zamora premio, pero solo los primeros quince minutos. Asiel anotaba en el minuto 7 de volea recogiendo la peinada de un saque de falta. También Dani y Rubiato merodearon la diana. Pero poco a poco el Becerril empezó a perderle el respeto a los rojiblancos y fue creciendo. Pese a no tener ocasiones claras, el gol estaba más cerca, por sensaciones, del bando local. Y así fue. En el minuto 44, en un momento psicológico, David convertía el empate con una chilena. La jugada partía de una falta absurda cometida por la defensa del Zamora, continuaba con un despeje blando a la frontal y con una mejor colocación del Becerril en cada instante clave de la acción. El cuero le caía a David, que de chilena cerca de la línea hacía el empate.
En la segunda parte, el Zamora lejos de mejorar fue a peor. Hubo una fase de esperanza con los de Movilla metiendo en su área al Becerril, aunque siempre utilizando el ataque directo. Pero ese dominio no se tradujo en ni una sola ocasión de peligro. El Becerril se veía con vida, le jugaba de tú a tú al líder y no renunciaba a ganar.
Los entrenadores movían banquillo. Movilla apostó por meter velocidad con Sergio y Valentín, pero se encontraron con un equipo incapaz de mantener la pelota y que se chocaba una y otra vez con la segura defensa local. Mientras, el Becerril no renunciaba a ganar, y salvo el último cambio los dos primeros fueron para seguir proponiendo el mismo tipo de partido. David tuvo el segundo en sus botas, pero su tiro raso con la zurda lo blocó abajo Jon Villanueva.
Así, con un Zamora impotente y prácticamente inédito en el ataque en la segunda parte ante el Becerrill, el árbitro declaraba el final del choque para algarabía local e incredulidad visitante, que no era capaz de pasar del empate ante un equipo que partía la jornada dos puntos por encima del descenso.
La próxima jornada en el Ruta medirá al Zamora con el Astorga, buena prueba de fuego para calibrar a un Zamora que lleva dos partidos sin desprender buenas sensaciones.