El encuentro comenzó insulso, sin ocasiones y sin que ninguno de los dos conjuntos quisiera hacerse con el control del partido. Los primeros diez minutos fueron de tanteo, con las dos escuadras bien pertrechadas atrás y sin apenas aparecer en la zona ofensiva. Tras estos primeros compases de respeto, el Real Avilés decidió hacerse con la posesión y tratar de llegar con algo más de peligro a la portería de Imanol. Un disparo muy alejado de Pascual y un lanzamiento de Camochu en el corazón del área pequeña que se iba muy arriba eran los únicos disparos a portería (ninguno entre palos) de los asturianos.
Fue a partir de ahí donde el Zamora despertó y empezó a tener presencia arriba. Las subidas por la banda izquierda de Alberto Prada fueron la chispa que necesitaba el equipo para crecer. Jacobo Trigo y Ochoa empezaron a tener el control de la parcela ancha y conectaban con un Rubén Sánchez que iba de menos a más en el duelo. En los últimos quince minutos del primer acto, un disparo de Ochoa y otro de Jacobo desde la frontal del área ponían cerco a la meta asturiana. Pero la mejor ocasión del duelo llegaba en el minuto 42 y era para el Zamora. Rubén Sánchez recibía un pase estelar de Mateos desde la banda derecha y su definición, en el mano a mano ante el portero, se marchaba rozando el palo.
Llegaba el tiempo de descanso y el empate a cero se mantenía en el luminoso. La segunda parte comenzaba con el mismo decorado que la primera, pocas ocasiones aunque los equipos algo más rotos por el cansancio. El Zamora gozó de dos buenas ocasiones pero no fue capaz de acertar. Además, el trencilla anulaba un tanto a Jacobo Trigo por un fuera de juego que no existió. Mientras, el Avilés tan solo hacía daño con Alex Arias, que tuvo un buen remate de cabeza que paró Imanol en el tramo final del choque.
Y cuando parecía que la contienda se iba a ir al empate a cero, llegó la debacle del Zamora. Descalabro y falta de concentración superlativa y preocupante. Alex Arias marcaba el 1-0 en un error de marca tras un córner en el minuto 82 y ahí llegaba el carrusel de tantos locales y la falta de concentración, o actitud, de unos jugadores del Zamora que en ese momento se vieron de vacaciones. Esa falta de atención costó el 4-0 final y el mal sabor de boca con el que los rojiblancos acaban la temporada. Al menos en caliente.
Y es que, el paso de los días ayudará a hacer una valoración real y medida de la campaña del Zamora.
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