El Zamora se presentaba en el estadio de Las Gaunas con una necesidad cada vez más acuciante por la falta de puntos conquistados. David Movilla cambiaba, a priori, el dibujo, con tres centrales: Piña, Cordero y Campos, y dos laterales largos, Parra y Rojo. Por delante formaban Carlos Ramos y Juanan, con Losada de enganche y Baselga y Kepa en la punta. Un Kepa que por sus actuaciones anteriores se había merecido la titularidad.
La salida del Zamora fue buena, sin complejos, queriendo mandar sobre el césped de Las Gaunas. A los seis minutos, el equipo de David Movilla ya había gozado de dos ocasiones muy claras que desbarató el arquero local. Primero Juanan, en un remate a bocajarro en el corazón del área, y después de Losada, en un centro lateral, se encontraban con dos paradas sublimes de Lario en la meta. Eran dos acciones de gol que hacían ser optimista a la parroquia zamorana.
Pero todo cambió al cuarto de hora. Para entonces, la SD Logroñés había equilibrado fuerzas en cuanto al peso del partido y se encontró con el enésimo regalo del Zamora esta temporada. Un saque de esquina acababa con un balón muerto en el punto de penalti, Xisco Campos despejaba con la espuela y le hacía, sin quererlo, una asistencia a Albisua, que solo tenía que ajustar al palo para marcar. Otro error grosero condenaba al Zamora y al equipo le caía una losa encima.
Tras esa diana llegaron veinticinco minutos de una superioridad brutal de la SDL ante un Zamora que perseguía sombras, que no encontraba la manera de robar el cuero al rival y que era incapaz de asomar al arco de Lario. Es cierto que los riojanos no generaban ocasiones de gol, pero la sensación era de un control de partido insultante ante un Zamora incapaz, hundido. En esos momentos de agonía zamorana aparecía Kepa, queriendo echarse al equipo a la espalda, monopolizando el juego de ataque y aprovechando la brega de Losada. Kepa generó otra clara ocasión de gol en el tramo final del primer acto, pero su disparo desde la esquina del área pequeña encontró la pierna de un defensor cuando ya se colaba.
Llegaba el descanso y la sensación que desprendía el Zamora era muy mala. Si bien no había recibido muchas ocasiones de gol, la sensación era que la SD Logroñés jugaba a placer ante un equipo muy inferior. Lo mejor, que el duelo estaba todavía abierto y Movilla hacía calentar desde el ecuador del primer acto a varios jugadores, lo que podía suponer cambios inminentes. Ese cambio fue triple: Se fueron Xisco, Jon Rojo y Baselga y entraban Navas, Garay y Dieguito.
En la segunda parte el choque se equilibró en fuerzas, y la sensación de superioridad local decreció. No obstante, al Zamora le seguía costando mucho recuperar balones en la presión ante un rival con un buen manejo del esférico durante todo el choque. De todas formas, el equipo de David Movilla empezaba a tener más presencia con el balón. Kepa siguió siendo de lo más destacado del equipo y Navas también tuvo mucha presencia pegado al costado derecho. El Zamora había reconvertido su esquema y su disposición parecía más un 4-2-3-1.
Un disparo de Diego Hernández y otro de Luque, que salió por Juanan, los volvía a desbaratar el arquero local en sendos despejes, no sin apuros. La sensación era que el Zamora podía estar cerca del gol, pero la SD Logroñés volvió a penalizar un error defensivo del equipo visitante. Aprovechando la espalda de Cordero, los riojanos entraban por esa banda y un servicio al corazón del área terminaba con un remate a placer de Jon Ander Pérez. Una contra letal en el minuto 80 que terminaba de matar al Zamora.
Pese a ese nuevo mazazo, el Zamora no quiso rendirse y una buena jugada de Kepa terminó en penalti de Caneda. Luque tenía la oportunidad de marcar y darle vida a los últimos ocho minutos de encuentro, pero el arquero adivinó la intención y detuvo la pena máxima. Además, también repelió el rechace que remató Dieguito Hernández. Todo lo que podía salir mal siguió saliendo hasta que el colegiado señalaba el final del duelo.
Derrota por 2-0, el Zamora se sigue hundiendo en la tabla y esta vez ante un rival que durante muchos momentos fue muy superior. Una superioridad que no se tradujo en ocasiones claras de gol, pero si en un control de partido apabullante durante muchas rachas. El próximo domingo ante el Calahorra la victoria se antoja imprescindible. Y es que el Zamora ha quemado sus ocasiones de fallo de casi toda la temporada en apenas ocho jornadas.