Llega el play off más incierto que se recuerda. Una fase de ascenso en la que se igualan las fuerzas, no hay margen de error y en donde las dudas son enormes sobre cómo llegarán los equipos a la cita.
Años atrás, las dinámicas eran claves y muchos planteles organizaban la temporada para intentar llegar en el mejor momento de forma al punto decisivo: la fase de ascenso. Equipos que hacían buenas segundas vueltas e iban de menos a más tenían muchas opciones, por dinámica, de triunfar en el play off. Pero la irrupción del coronavirus, la suspensión del campeonato regular y la total inactividad durante tres meses hacen que todos los equipos hayan entrado en un camino inexplorado.
Readaptación inaudita tras tres meses confinados sin poder ejercitarse. Cinco semanas de entrenamiento progresivo a modo de pretemporada, y regreso de la competición. Eso sí, no es una pretemporada al uso en el que puedes permitirte llegar justo al inicio aún a riesgo de perder algún punto de los iniciales en el campeonato. Esta vez el primer partido oficial ya es a cara o cruz. No hay margen de error. Un fallo y no habrá partido de vuelta para solucionar el entuerto. Noventa minutos en formato ‘muerte súbita’ en los que quien gane pasará a la final y quien pierda quedará apeado. La única ventaja que tendrán los mejores clasificados será que el empate les beneficia para pasar de ronda, ya que no habrá prórroga ni penaltis.
En este escenario, plagado de incertidumbre para todos, el Zamora CF es el gran favorito y a la vez el más presionado. Los rojiblancos tendrán que demostrar su superioridad ante sus rivales en el formato más incierto, el partido único. Además, será en un entorno extraño para todos, ya que las gradas de la Nueva Balastera, campo neutral, estarán vacías y muy pocos afortunados podrán seguir el choque: medios de comunicación, organización, protocolo, y federativos. Todo para garantizar la seguridad sanitaria en un momento en el que los rebrotes están a la orden del día.
En lo meramente deportivo, la situación del Zamora es una interrogante en el exterior. Lo único que se conoce es lo transmitido por David Movilla el jueves: baja segura de Asiel, resto de la plantilla preparada e indicadores positivos en cuanto al estado de forma. En los duelos de preparación, los zamoranos ganaron al Real Valladolid B y cayeron frente al Cacereño y a la Cultural Leonesa. No obstante, esos resultados no pueden servir de mucha referencia únicamente por lo numérico.
Las dudas son enormes en torno al once que puede plantear Movilla, dado que se desconoce el estado de forma de cada jugador tras la pandemia. Situaciones como quién sustituirá al lesionado Asiel, si el centro del campo será de dos o tres hombres, si jugará con bandas abiertas o interiores, si pondrá en juego uno o dos delanteros puros… El abanico de posibilidades de David Movilla es amplio y de ahí la dificultad para aventurarse a ofrecer un esquema que sea certero. Algo similar a lo que ocurre en el filial del Numancia, que esconde sus cartas hasta el final, tanto con los jugadores que están en dinámica del equipo de Segunda A como con los juveniles que ayudan al filial.
Lo que está claro es que se inicia el momento clave. El Zamora deberá ganar o empatar en noventa minutos este sábado a partir de las 20.00 horas al Numancia B para poder pasar a la gran final que le mediría al vencedor del Segoviana – Arandina.