Fue un partido con escasas ocasiones. La primera parte fue de dominio territorial del Celta de Vigo, pero casi desierta de acciones de peligro. Los vigueses tuvieron un acercamiento claro en la primera jugada del encuentro que se saldó con un pase de la muerte que no encontró rematador, y luego con un disparo desde la frontal que se marchó rozando el palo de la meta de Cantero. La posesión fue íntegra para los visitantes pero apenas tuvo una profundidad suficiente como para inquietar a la defensa del Zamora. Los rojiblancos, por su parte, gozaron de una gran ocasión en este primer acto. Una cabalgada de Mut terminó con un pase a la frontal que De La Nava tardó un mundo de tratar de rematar. De un posible mano a mano con el meta se pasó a una situación en la que tres defensas rodearon al salmantino y despejaron el peligro.
Tras ese primer tiempo con dominio territorial abrumador para los celestes pero sin ningún disparo entre palos de ningún equipo llegó el segundo acto. El Zamora salió más intenso, a presionar un poco más arriba y a sorprender a un Celta B que hasta ese momento estaba muy cómodo. Llegaban los mejores momentos del partido para los locales. El portero blocaba bien un disparo desde la frontal de Mut, Carlos de la Nava estuvo lento en un mano a mano con el portero y Kurbus remató rozando el palo una falta lateral. Tres ocasiones clamorosas y cero goles.
El Celta B estaba pasando sus peores momentos y la lógica dictaba que el gol del Zamora estaba al caer. Pero la lógica del fútbol fue otra y era el Celta B quien se adelantaba pasado el ecuador del segundo tiempo en el primer disparo entre los tres palos. Goldar ejecutaba un libre directo estelar desde la frontal del área y batía a un Cantero que quizás pudo haber hecho algo más.
Ese gol hundió a un Zamora que trató de recuperar Roberto Aguirre con dos cambios netamente ofensivos; pero lo que llegó fue la sentencia del Celta B en una jugada a la contra, que terminó con un centro raso y un remate en boca de gol de Jordan.
Al final, derrota por 0-2 ante un Celta B que tuvo mucha más efectividad que un Zamora que en muchas fases del partido transmitió una sensación negativa de apatía que levanta cierta preocupación en el entorno del equipo.
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