El CD Zamarat está a escasas horas de debutar en Liga Femenina. La escuadra naranja debía haber comenzado el campeonato el pasado viernes, pero un positivo en coronavirus obligó a la FEB a aplazar el duelo por seguridad de las jugadoras. Una vez confirmado que la plantilla del CD Zamarat está limpia, este miércoles empieza la décima temporada del conjunto zamorano en la élite midiéndose al Campus Promete en La Rioja.
Pero la situación deportiva queda en un segundo plano si se pone la lupa en la situación interna que hay entre el cuerpo técnico y la junta directiva. En concreto, los problemas llegarían en el ‘choque’ entre la gerencia y el entrenador a la hora de acotar las responsabilidades de cada uno.
Así, según la información que maneja zamora24horas de fuentes cercanas al entorno del club, la gerencia del CD Zamarat ha hecho saber al entorno del entrenador que se está extralimitando en sus funciones. Principalmente, se achaca que Ángel Fernández quiera controlar situaciones como los planes de viaje del equipo o la supervisión de las acciones sanitarias de la plantilla con respecto al coronavirus, entre otros asuntos.
Por su parte, desde el otro lado, el técnico cree que es la gerencia la que quiere ‘fiscalizar’ cada movimiento y la que quiere tomar decisiones que son propias del día a día de la plantilla y de su participación en el campeonato, y por tanto, con un importante peso decisorio para el cuerpo técnico. No obstante, no se trataría únicamente de un problema con el técnico; también el cuerpo médico estaría inmerso en esta disputa con la gerencia, entendiendo que se inmiscuye en situaciones y decisiones propias de la parcela médica.
Ante esta situación, el enfrentamiento por posibles injerencias es claro y el desencuentro entre las partes es total. Se trata de una brecha abierta en un proyecto que parecía recobrar la ilusión con la presencia de un ‘hombre de club’ como Ángel Fernández, un staff técnico muy cualificado y una plantilla muy motivada en el décimo aniversario de la entidad en la élite.
Esta situación puede tener consecuencias inminentes. Unas consecuencias en las que, por lo general, suelen tener a los técnicos en la parte más débil de la cuerda.