Finaliza el primer tiempo del duelo que mide al San Lázaro y a La Amistad B de alevines de fútbol sala. Jugadores de unos diez años disfrutan con este deporte y se encuentran con una situación desagradable que desemboca en la suspensión del partido. En concreto, en el último segundo del primer acto se produce una acción sancionada con libre indirecto por parte del experimentado árbitro Manuel Miguel de Mena.
Con el tiempo ya a cero, el San Lázaro ejecuta el libre indirecto con dos toques (saque y lanzamiento directo) y el gol entra en la portería para el 1-1. En ese momento, tanto la grada como el banquillo de La Amistad B protestan la acción al entender que con el tiempo cumplido no se puede tocar dos veces el balón aunque sea libre indirecto. Ante las protestas, Manuel Miguel de Mena, director técnico de árbitros de fútbol sala de Castilla y León, trata de explicar que la acción, según recoge el reglamento, es válida. Tras explicarlo al banquillo, desde la grada también recriminan la decisión a Manuel Miguel de Mena.
A partir de ahí, las versiones difieren. Mientras testigos presenciales del encuentro desde la parte del San Lázaro aseguran que el colegiado se acerca a la grada para explicar la jugada, desde La Amistad B se asegura que la reacción del árbitro fue desafiante. El caso es que la situación pasa a mayores, continúa la tensión en la grada y en el banquillo de La Amistad B.
Uno de los miembros el banquillo lanza un puñetazo, según testigos presenciales, a Manuel Miguel de Mena, aunque no llega a contactar con él. Mientras, el otro entrenador trata de mediar en la disputa, alejando al colegiado del banquillo a empujones. En ese momento, ante la dirección que tomaban los hechos y la imagen lamentable que estaban teniendo que ver los jugadores, el árbitro decide suspender el partido aduciendo que tiene miedo de seguir pitando ante la situación generada.
Una decisión que no comparte la hinchada de La Amistad 2000, llegando un familiar a decirle al árbitro que si tiene miedo es mejor que deje de arbitrar. Con todo, el colegiado cerraba el acta con el partido suspendido al descanso y con el empate a uno en el marcador. Ahora será la Federación la que tenga que decidir sobre el altercado, en base a las explicaciones que ofrezcan las dos partes, tanto el colegiado como el club implicado.