Lástima del triple final errado. Ahora mismo me cuesta procesarlo. Hace tiempo, no sé si mucho o poco, pero antes estas cosas me frustraban muchísimo, porque un día como hoy parecía una clásica. Y entiendo que esto es un gesto de fuerza, un reflejo de lo que ha hecho el club, el equipo, el cuerpo técnico, y también de los aficionados que se han desplazado y han tenido un comportamiento ejemplar.
Sé que para todos ha sido un partido extraordinario, de los que se disfrutan, pero claro... no te dan nada por ello. Solo te queda el premio de consolación, una palmadita en la espalda y que te digan: "habéis jugado bien". Y yo sinceramente creo que los chavales se merecen muchos aplausos, más allá de si ese tiro entra o no.
Fuenlabrada, segundo clasificado de la Primera FEB. Empezaron el año perdiendo cinco partidos, en la primera vuelta nos ganó de 30. Y hoy, creo que cualquiera de los dos equipos que se hubiese llevado el partido lo habría merecido.
Hay días en los que, si ganamos, pienso que quizá no lo merecimos del todo. Pero hoy creo que habríamos sido justos vencedores si ese tiro de Kevin Buckinhgam hubiese entrado. Pero así es este deporte, y por eso nos gusta tanto: porque no basta con hacerlo bien, porque el rival también juega, porque enfrente había grandísimos jugadores, como Jorgensen, que en el último cuarto metió canastas clave que evitaron que cerráramos el partido.
Con la miel en los labios. La sensación que tengo es que hemos visto un partido de muchísimo nivel, al menos en cuanto a competitividad, y estoy tremendamente orgulloso de los 12 jugadores que salieron a la pista. Fue un encuentro muy igualado, muy disputado, aunque me da la impresión de que ni Fuenlabrada ni Zamora jugaron su mejor baloncesto.
Tal vez pudo más la tensión... Pero también creo que hay que distinguir entre el aspecto ofensivo y el defensivo. A veces no se brilla en ataque porque en defensa los dos equipos han estado a un nivel altísimo. Fuenlabrada es, estadísticamente, una de las mejores defensas de la liga junto a San Pablo, en todos los registros: puntos por posesión, eficiencia defensiva, valoraciones... todo.
Igualar a un equipo exACB. Sabíamos que, si queríamos tener opciones, teníamos que igualar su nivel defensivo. Y dejar a un equipo como Fuenlabrada —que seguro promedia más de 70 puntos por partido— en esa cifra, es mérito del trabajo de nuestros jugadores. Han seguido el plan a la perfección, han peleado cada posesión como jabatos, y han obligado a Fuenlabrada a anotar solo con muchísima calidad.
Corregir errores. Si tuviera que señalar algo a mejorar, quizá en ciertos momentos no supimos cerrar bien el rebote ofensivo, y eso permitió segundas opciones que acabaron castigándonos. Pero en líneas generales, lo primero que pedimos siempre al equipo es competir. Y hoy lo han hecho con una actitud increíble, con hambre de victoria, con deseo real de ganar, sabiendo que sobre el papel Fuenlabrada era el favorito.
Ahora toca pasar un día de duelo, y a partir de mañana, preparar otro partido tremendo, porque ya todos lo son en este tramo final de temporada. Nos toca jugar en casa de Valladolid el próximo sábado.
Derrota dura, pero en la que se pueden sacar aspectos positivos. Hemos jugado de tú a tú con dos equipos que aspiran a ascender, y no hemos sido inferiores. Eso hay que tenerlo en cuenta, aunque también hay que recordar que por haber jugado bien hoy no empezamos el próximo partido con un +10 en el marcador.
Por eso es fundamental que entendamos que la misma energía, el mismo deseo, las mismas ganas que mostramos hoy, hay que repetirlas el sábado. Cada partido ya es una historia nueva. Hoy se termina este, y el próximo empieza de cero.
Y si salimos pensando que por haberlo hecho bien hoy ya lo sabemos todo, nos van a ganar, y fácil. Así que hay que tener claro que no cambia nada el hecho de que la pelota de Kevin Buckingham haya entrado o no. Ese es el resumen.
No somos ni mejores ni peores por ese tiro. Si la pelota hubiera ido un centímetro más a la izquierda y hubiese entrado, no seríamos mejores, aunque la sensación ahora fuera otra. Los chicos han hecho una actuación fantástica y hay que felicitarlos. Y entender que, en el deporte, incluso cuando haces todo bien, no siempre ganas.
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