Existían ciertas dudas acerca de si el cambio horario favorecería a la asistencia al Ruta de la Plata. La directiva, en aras de aprovechar que muchos de los aficionados que no viven en Zamora, se encontraban en la capital para pasar la Semana Santa, programaron el duelo para el sábado a las 16.30. Y, visto lo visto, acertaron a la hora de tomar la decisión.
El Ruta de la Plata presentó un aspecto mucho mejor que en ocasiones anteriores y rozó los 2.000 asistentes para un encuentro en el que, además, los jugadores contaron con el apoyo incondicional de la grada. El esfuerzo sobre el césped se vio correspondido con aplausos desde la grada y la hinchada cumplió con su papel.
Incluso, tras el gol del Compostela que dejó congelados a los seguidores, apenas hubo reproches. Eso sí, la afición abandonó el campo consciente de que la derrota deja al Zamora en una situación más que complicada.