La Copa de Rey siempre saca a la luz a héroes anónimos para el gran público. Este es el caso, por ejemplo, de Ramón Juan, arquero del Cornellá que este pasado jueves frenó, durante noventa minutos, las acometidas del todopoderoso FC Barcelona. Dos penaltis detenidos a dos figuras de talla mundial, como son Pjanic y Dembélé, además de paradas de mucho mérito, permitieron al Cornellá llevar a la prórroga al conjunto azulgrana.
Todos los medios deportivos de tirada nacional ensalzan en las últimas horas la figura de este arquero, cuando en Cornellá llevan años disfrutando con él, siendo pieza clave del proyecto. En Cornellá, por ejemplo, ha conquistado dos Copas Cataluña, una de ellas ante el Barça de Ricky Puig o Mingueza, siendo clave en la tanda de penaltis, anotando uno de ellos y deteniendo el definitivo.
Ramón Juan tiene 21 años y lleva casi dos lustros en la cantera del Cornellá. Este año termina contrato, no ha renovado, y seguro que muchos clubes ya han puesto sus ojos en él. De hecho, la temporada pasada se quedó a un gol del ascenso a Segunda División A, tras una gran temporada que le encumbró como uno de los mejores arqueros de la categoría de bronce del fútbol español.
Además, Ramón Juan tiene raíces zamoranas. Su padre, Ramón, se crio durante sus primeros 16 años de vida en Zamora capital. “Soy del barrio de San Lázaro, de la Subida de Cantabranas, junto a la iglesia y a la avenida Galicia. Por circunstancias de la vida a los 16 años me mudé con mi madre y mis hermanos a Barcelona y allí empezamos una nueva vida, aunque voy de forma regular a Zamora. También Ramón Juan ha ido varias veces y de pequeño le llevé en alguna ocasión al Ruta de la Plata”, reconoce a zamora24horas el padre del héroe del Cornellá.
El propio Ramón desvela que la familia vivió con nervios el partido “más que por el rival, por el golpe que tuvo hace una semana en la cabeza y que le generó una fractura en el cráneo”. Además, explica que nada más terminar el partido, el arquero llamó a casa: “Sabe que su madre madruga mucho y nos llamó al terminar el encuentro, pese a que tenía miles de mensajes. Estaba contento, pero no eufórico, porque el equipo no se había clasificado. También nos comentó el detalle de que Ter Stegen le había regalado la camiseta”, sigue explicando a este periódico.
Sobre si la jornada se vivió de forma especial, Ramón confiesa que no: “Es un chico muy tranquilo. Se fue como cualquier día se va a entrenar o a jugar. Vive en casa con nosotros, no tiene carnet de coche, así que se va caminando, coge el tren y llega al campo. Y después de cada entrenamiento y partido, de vuelta a casa. Ayer se quedó a dormir en Cornellá porque acabó tarde con el partido y con las entrevistas, y este viernes por la mañana entrenaba”, finalizaba.