Un pasaporte biológico es la recopilación de los parámetros fisiológicos de un deportista, mediante varios análisis de sangre y orina a lo largo de un periodo de tiempo (normalmente, 5 ó 6 analíticas). Este pasaporte comprende dos módulos: el Hematológico y el Endocrino (que incluye a su vez el Esteroideo).
A estos datos se les aplica un modelo matemático con el que se determina cuál es el perfil biológico del deportista, y se establece un intervalo de valores entre los que deberían moverse los siguientes análisis. Cada persona posee unos niveles naturales de anabolizantes, hematocrito, etc. que se mantienen dentro de unos márgenes constantes durante toda su vida.
De este modo, el pasaporte biológico permite detectar el dopaje por variaciones notables en los niveles máximos permisibles de sus parámetros fisiológicos, en lugar de realizar un test para identificar una sustancia prohibida.
¿Qué grado de seguridad tiene el pasaporte biológico?
Los parámetros sanguíneos de un deportista pueden verse alterados por múltiples factores: un vuelo de larga duración, una anemia, un esfuerzo prolongado, entrenarse en altitud… Sin embargo, siempre seguirán dentro de los márgenes de seguridad establecidos en su pasaporte biológico. En cambio, si se le ha administrado eritropoyetina (EPO), una transfusión de sangre o una sustancia dopante, las variaciones sí sobrepasarán claramente los límites normales.
Esta es su principal ventaja: mientras que los controles convencionales sólo detectan las sustancias no permitidas en la sangre o en la orina, el pasaporte biológico detecta los efectos causantes del dopaje y permite observar los cambios que se producen en su organismo.