Como es ya tradición en el seno del Balonmano Zamora, antes del encuentro entre el club pistacho y el Handbol Mallorca, el graderío del Ángel Nieto se volcó una vez más con la iniciativa de la lluvia de peluches e inundó el parqué para que, estas navidades, nadie se quede sin el suyo.
Peluches de todas las formas, colores y tamaños cayeron en avalancha desde unas gradas en las los protagonistas eran la ilusión, la solidaridad y la emoción de poder vivir en casa el último partido del año.