CD Zamarat y Campus Promete se citaban este sábado en el pabellón municipal Ángel Nieto con dinámicas opuestas. Mientras el conjunto zamorano afrontaba el choque con tres derrotas consecutivas y muy lejos de la salvación, Promete sumaba cuatro victorias seguidas y tenía la opción de, en caso de victoria, dar un salto cuantitativo en la tabla. No obstante, los tintes de final estaban claramente en el bando local, que en caso de derrota quedarían más lejos de la permanencia.
Esas urgencias en el bando local hicieron que la escuadra de Ángel Fernández iniciara el partido de manera superlativa. O mejor dicho, McPhe arrancó la contienda en modo inspirado y fue la anotadora de 11 de los 13 primeros puntos de su equipo. Para entonces ya se vio que la contienda iba a ser un cara a cara, en su primer cuarto entre la exterior americana e Ivanovic. Y es que Ivanovic sumaba los cinco puntos de su equipo. El 13-5 de salida obligó a Jacinto Carbajal a solicitar tiempo muerto. Un tiempo que despertó a las suyas, que con cinco puntos seguidos de Silva recortaba distancias con el 13-10. El duelo se igualaba y las canastas se sucedían. A falta de un minuto para el final del primer cuarto las riojanas se ponían por delante por primera vez: 15-18, pero un triple de Cornelius mandaba el choque empatado al primer asueto.
El inicio de segundo cuarto dejó un decorado similar al del primero. Salida en tromba del CD Zamarat, que fue capaz de ponerse por delante con un parcial de 8-0, que sumado al triple del final del primer cuarto era un 11-0 para volver a abrir una brecha en el marcador. Ivanovic, con cinco puntos seguidos apretó de nuevo la contienda con el 26-23, pero un nuevo tirón de la escuadra local llevaba el partido a su máxima ventaja: 33-23. Restaban cuatro minutos para el descanso, Promete redujo sus pérdidas, mejoró en defensa, empezó a anotar con algo más de fluidez y logró recortar la desventaja al 37-31 con el que se llegó al descanso.
Los dos equipos estaban jugando con escasas rotaciones, por lo que había que ver cuál de los dos era capaz de llegar mejor en el aspecto físico al segundo acto. La salida fue arrolladora del Campus Promete. 0-7 de inicio para voltear de nuevo el marcador al 33-38. El CD Zamarat no logró anotar hasta el minuto tres de este tercer cuarto, y lo hizo con un triple de Okonkwo para devolver la equidad al marcador. Ese triple devolvió la normalidad al partido y las canastas se sucedían en ambas canastas. Se entraba en los dos últimos minutos del tercer cuarto con empate a 47 tantos. Una igualdad que se mantuvo hasta el final del cuarto, aunque con una ligera ventaja para el CD Zamarat de 54-53. Todo después de un cuarto en el que Ivanovic, Estebas y Gidden fueron las artífices del buen parcial ofensivo de su equipo (17-22).
La presión y el físico muy ajustado hicieron que costase tres minutos ver la primera canasta del cuarto. Fue Gidden su autora, que no le tembló el pulso en un lanzamiento a tres metros para permitir que su equipo volviese a liderar el marcador con el 54-55. El CD Zamarat estaba atascado, acumulando demasiadas pérdidas y Ángel Fernández solicitaba tiempo a falta de 6.46 para el final con ese 54-55. Entonces emergía la figura de Okonkwo para agregar 5 puntos seguidos a su equipo y poner el partido en 59-55 a falta de 4.30 para el final. Jacinto Carbajal pedía tiempo para serenar a las suyas en un Ángel Nieto, pero Okonkwo se había puesto el disfraz de líder y anotó otros ocho puntos tras el parón (todos los de su equipo) para encarrilar un triunfo que terminó llegando para las locales por 67-64.
Okonkwo lidera el triunfo de un CD Zamarat que sigue creyendo en la permanencia
En un partido en el que las zamoranas se vaciaron sobre la pista, las de Ángel Fernández supieron suplir los fallos con lucha, coraje y entrega hasta el final, con McPhee, Cornelius y sobre todo Okonkwo como principales referencias en la ofensiva en los momentos clave. Al final 67-64 que permiten al Zamarat acercarse a la salvación, tras la derrota de Cáceres, y tener la permanencia a dos victorias. Todavía difícil, pero no imposible.
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