El color de la camiseta sigue siendo el mismo, pero el escudo no. Son 851 los kilómetros que separan Burela, en Lugo, de Tudela. Un viaje en plenas Navidades que Malaguti, pívot benaventano, ha tenido que hacer para incorporarse a su nuevo equipo, el Tudelano Ribera Navarra. Su nuevo hogar está invadido de cajas, fruto de una mudanza que ha tenido que realizar en plenas vacaciones navideñas.
La decisión no fue fácil. La salida de su patrocinador principal, Pescados Rubén Burela, ha dejado al club de la provincia de Lugo tocado económicamente, y algunos jugadores tomaron la difícil decisión de abandonar la disciplina en busca de un mejor futuro. “No me podía permitir estar más de un mes sin cobrar. Hablé con mi representante para buscar una salida y enseguida se pusieron en contacto conmigo. En Burela estábamos bien, éramos una plantilla corta, pero competíamos con cualquiera. Deportivamente estábamos felices”, sostiene el artillero Malaguti, que confiesa el ajetreo que está viviendo estos días para asentarse en su nuevo hogar. “Ha sido un poco intenso, pero me he adaptado bastante bien. Venimos de un pueblecito pequeño y aquí, en Tudela, tienes de todo. La ciudad está muy bien y he estado muy a gusto los dos días que llevo aquí”, comenta en su charla con Zamora24horas.
Este es un paso significativo en su carrera. Supone seguir en la máxima categoría del fútbol sala español y aportar su veteranía, jerarquía y olfato goleador. La primera toma de contacto con su nuevo equipo ha sido positiva. “He tenido tres sesiones de entrenamiento y me he sentido muy bien. Los compañeros me están ayudando en todo, el míster y el cuerpo técnico. Me estoy integrando bastante rápido”, apunta.
La esencia de Benavente en tierras navarras
La incorporación ha satisfecho tanto al club como al jugador. Al pívot, porque seguirá jugando hasta final de curso en Primera División, y al Tudelano, porque cuenta con un jugador polivalente, aguerrido, pasional, que lucha la pelota como si fuera la última. En definitiva, un jugador que encanta a los entrenadores y al aficionado. “Juego de pívot, pero también puedo encarar en banda, desempeñar la función de ala. Soy corpulento, grande, y a la hora de jugar de espaldas, desahogar el juego y darle al equipo profundidad en ataque, me siento cómodo. También me gusta ayudar en defensa, siempre trato de aportar lo máximo”, describe el jugador.
En cuanto al estilo de juego del Tudelano, Malaguti confiesa que se está adaptando bien, debido a que es un juego similar al desplegado en Burela, un equipo que “le gusta tener la pelota, no la rifan y no dan pelotazos”, lo que facilita su adaptación y hace que “todo sea más sencillo”.
La permanencia y su papel en el equipo
Esta aclimatación al equipo posibilitará que el Tudelano logre su objetivo de la permanencia lo antes posible. “El presidente me comentó que el equipo está en una situación complicada, empatado a puntos con el descenso, y el objetivo es mantener al Tudelano en la categoría el año que viene”, apunta Malaguti, asegurando que no dudará en armar la pierna cuando tenga la oportunidad. Su deseo es ayudar a su nuevo equipo, aportar su “granito de arena para que siga en Primera”, al mismo tiempo que “ser un referente en ataque”.
Benavente siempre en el corazón
Malaguti no puede olvidarse de su Atlético Benavente, el club con el que se formó y al que guarda un cariño especial. El nombre de Benavente lo lleva al panorama del fútbol sala español y eso es motivo de orgullo. “Es el equipo de mi pueblo, donde me crié y donde me siento en casa. Siempre estoy pendiente de cómo les va, hablo con los jugadores, veo sus partidos y les deseo lo mejor. Es el equipo que me llena el corazón y siempre estaré a su lado. Ojalá algún día pueda regresar allí cuando estén mejor, porque es mi hogar, y quiero que lleguen lo más alto posible”, sentenció emocionado.
Ahora, Malaguti se centra en las sesiones de entrenamiento y en su primera toma de contacto con el balón del equipo navarro para llegar en las mejores condiciones a su puesta de largo. Sin duda, su carácter y su talento harán que, en su nuevo hogar, se sienta cómodo y pueda disfrutar de lo dulce del fútbol sala.
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