El zamorano Martín Ramos sigue escribiendo capítulos de su trayectoria ya legendaria. Tras coronar su décimo 8.000, el deportista ha compartido a su vuelta sus sensaciones tras encarar la subida a la conocida como Montaña de los Espíritus.
Una expedición que llega “tras dos años casi de pandemia y ha supuesto un subidón enorme” confiesa Martín, que ha firmado otra gran cima tras siete años sin pasar de los 6.000 metros de altura que le ha servido para comprobar que: “somos como el buen vino y seguimos aguantando el tipo”, ha asegurado entre risas.
Tras dos semanas desde que aterrizó de nuevo en Zamora, en su campamento base, Martín ha querido mostrar su agradecimiento a todas las personas que le han ayudado, acompañado y colaborando en esta aventura. En primer lugar, a su compañero de camino Jorge Egocheaga, médico, que le sirvió de punto de fuerza en los momentos de debilidad durante la ruta.
“El último día estuvimos a punto de darnos la vuelta. Llevábamos doce horas metidos en la niebla y no sé si os podéis imaginar las sensaciones a esa altitud. De repente se abrió el cielo y vimos lo cerca que estaba la cima”, ha relatado el zamorano asegurando que: “Fue un subidón increíble llegar”.
El zamorano que da nombre a la leyenda del montañismo en nuestra frontera, ha querido agradecer a las empresas zamoranas que le han ayudado de forma desinteresada como El Viso, Caja Rural o Desguaces Autorecicla.
La hoja de ruta del deportista pasa ahora por pensar en nuevas cumbres, tras una expedición “con poco tiempo de preparación, pero que ha sido inolvidable”, han concluido el zamorano.
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