Esta vez en un encuentro dominado durante los primeros cuarenta y cinco minutos. Los zamoranos salieron demostrando que están cogiendo peso en la categoría. Leyeron los primeros compases del encuentro para no dejarse llevar en el primer intercambio de golpes. Tras ese inicio igualado, el equipo de García Valiente empezó a tomar las primeras ventajas. Ventajas cortas, de uno o dos goles que obligaron al técnico navarro a pedir el primer tiempo muerto. Pero ese impás no sirvió de nada. Salinas desde el pivote percutía con peligro y el equipo se mostraba muy sólido en defensa. Al descanso, un 13-11 que reflejaba un partido duro, intenso, con las defensas imponiéndose a los ataques pero con un MMT mucho mejor adaptado a la contienda.
El segundo acto comenzaba con un siete metros fallado por el Balonmano Zamora, dos exclusiones para Anaitasuna, una para el MMT Seguros y ausencia de goles hasta el minuto 34. De nuevo se repetía el decorado del primer periodo con ataques muy lentos, defensas muy cerradas y pocos lanzamientos a portería. Pero tras esos primeros diez minutos de tanteo, el Balonmano Zamora encadenó dos goles seguidos en una pérdida de concentración de la defensa navarra. Se ponía por primera vez con cuatro tantos de distancia (17-13, min.40), lo que obligaba a Ániz a solicitar tiempo muerto para evitar que la brecha aumentase. El técnico refrescó conceptos, pidió intensidad y concentración y un parcial de 1-4 puso un 18-17 cerca del ecuador del segundo tiempo que dejaba todo abierto para el tramo final y obligaba a Eduardo García Valiente a contrarrestar ese mal parcial con otro tiempo muerto.
Pese a todo, Anaitasuna siguió ampliando ese buen parcial y colocaba el empate a 18 tantos cuando restaban catorce minutos para el final. Esa igualdad se mantuvo hasta que el partido entró en sus últimos ocho minutos. Fue ahí cuando el Anaitasuna se puso por delante 21-22 y empezó a controlar al ritmo del partido. Con un Balonmano Zamora más cansado y con una rotación mucho más amplia y de calidad de los navarros, el equipo de Ániz parecía ser capaz de dominar con más tiento esos minutos calientes del choque.
Los navarros anotaban en cada ataque, lo que les permitía ir siempre un paso por delante que el rival, que estaba obligado a ir a remolque y no poder fallar ni un solo ataque. A falta de tres minutos, el cancerbero visitante se erigió en protagonista deteniendo un siete metros y parando un lanzamiento desde el extremo de Isma Juárez. Pero sorprendentemente, el conjunto de Ániz se secó en ataque, se desquició con las decisiones arbitrales y vio como sobre la bocina Jortos, con la ayuda de una hinchada entregada, anotaba el gol del triunfo que le daba la victoria a Zamora ante el todopoderoso Anaitasuna.