Después de un encuentro intenso, igualado y jugado de poder a poder, Palma del Río jugaba para empatar en la última posesión cuando restaban tan solo quince segundos. En la penetración, uno de los colegiados interpretaba que había existido falta en ataque y el encuentro finalizaba con victoria para el Balonmano Zamora por una sola diana.
Esa controvertida decisión arbitral propició las airadas protestas de los jugadores y técnicos visitantes. Eso sí, después de unos segundos de discusión, prácticamente el grueso de la expedición cordobesa asumía la derrota e intercambiaba saludos con los jugadores locales.
Pero uno de los componentes de la escuadra andaluza se dirigió al banquillo, cogió una silla y amenazó al público con lanzársela. A continuación, se tocó sus genitales dirigiéndose a la hinchada zamorana y se marchó al vestuario; no sin antes romper de un puñetazo una de las ventanas de la instalación municipal.
Fue, sin duda, el peor final posible para un encuentro vibrante que por ambiente y nivel de juego volvió a recordar a los que la temporada pasada vivió el Pabellón Ángel Nieto en Liga Asobal.
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