Mucho mérito tienen los poco más de cuatrocientos seguidores que en los últimos encuentros están acudiendo al Ruta de la Plata a ver a su Zamora. Y es que semana tras semana se están encontrando con un equipo que si bien trata de no dejarse llevar, muestra una falta de voracidad que se refleja en puntos que siguen perdiéndose por el camino.
Este domingo, el rival del Zamora en el Ruta de la Plata era un Almazán que pelea por no descender. Tornadijo alineó de inicio a Yon y Saúl de centrales ante las bajas por lesión de Charly y Zazas. A partir de ahí, equipo esperado, con la salvedad de Silveira, ya que la posición de delantero es la que no ha quedado clara en toda la temporada por la falta de continuidad de todas sus piezas.
El Zamora nunca fue inferior al Almanzán. En ningún momento del duelo los sorianos se apoderaron del choque, aunque tuvieron una ocasión clara en cada periodo. Pero es cierto que el Zamora no mostró la abrumadora superioridad que se esperaba. No perdió balones comprometidos en la zona de defensa, empezaba a crear con cierta idea, pero apenas trenzó jugadas completas. El mayor peligro venía de un desequilibrante Dani Hernández, de lo mejor en el Zamora, y de las incursiones de los laterales por los carriles. Los rojiblancos dominaban el partido pero no terminaban de crear un juego atractivo para el espectador. En cambio había imprecisiones, juego errático y poca continuidad.
Es cierto que gran parte de culpa de esa falta de brillantez en el juego la tuvo el Almazán, que no tuvo pudor en regalar el balón, a cambio de cazar alguna contra. Además, también enseñó mucho más los dientes que el Zamora, y demostró que se jugaba más que los rojiblancos empleándose con mucha dureza en cada acción. Esa fue una de las quejas de Tornadijo al final del partido, mostrando su incredulidad ante el hecho de que el Almazán acabara el partido con once jugadores.
Tampoco le gustó a Tornadijo la falta de gol de su equipo, que estrelló dos balones en los postes y tuvo dos remates más a bocajarro que fueron al centro de la portería. Además, los locales vieron cómo el colegiado no daba por válido un gol fantasma que en directo pareció entrar de manera clara. Es decir, pese a no hacer un encuentro con continuidad, ritmo y juego de combinación, el Zamora mereció ganar. Pero esa falta de fluidez en las jugadas derivó en que los seguidores se marcharan nuevamente desalentados de un Ruta de la Plata que todavía tendrá que vivir dos jornadas más esta temporada que se está haciendo eterna.
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