“El partido del sábado será el último como técnico del Balonmano Zamora. Es muy difícil resumir quince años de vida en cinco minutos. Llevo tiempo queriendo escribir este discurso, pero no he podido hasta el último momento”.
“Mi marcha no tiene nada que ver con el resultado de la temporada, esto no tiene que ver con resultados, esto va de la vida. Mi ciclo aquí ha llegado a su fin. Siempre dije que cuando yo entendiera que no podía dar el doscientos por cien lo dejaría y entiendo que ese momento ha llegado. Mi dedicación no puede ser todo lo grande o extensa que debía ser para un equipo como éste y ha llegado el momento de decir hasta aquí y dejar espacio. No podemos estar por estar, sino por ser. Es el momento de dar un paso atrás y dejar espacio para que el club siga creciendo. Eso le puede venir bien al club”.
“Egoístamente podía haberme vendado los ojos y tirar un año más para adelante. Esto es una adicción que te corre por la venas. Podía hacer ese esfuerzo, pero no puedo exigir a mi familia que haga un esfuerzo como ha hecho este año sin estar nunca en casa. Sería egoísta por el punto de vista de mi familia y del equipo, porque para las dos partes es mejor que yo esté en casa y alguien que se pueda dedicar penamente a esto ocupe el puesto”.
“Este año por dentro me ha destrozado, me ha superado en todos los aspectos, y me ha sacado una persona que yo no quería ser. La competición y lo que le rodea en ciertos aspectos me ha hecho mucho daño. Hay casos concretos pero no es el sitio ni en lugar de explicarlos. Este año me ha superado, me ha podido todo el tema de la competición y me ha costado mucho el seguir al pie del cañón. Es el momento de dejar que entre gente nueva”.
“No sé qué deparará mí futuro y el del equipo. No sé si mi vida será mejor o peor, lo que está claro es que será distinta y entiendo que en el club será distinto también. Eso es bueno. No me retiro del balonmano, pero necesito no entrenar un año, dos quizás, que pueda hacer otras cosas. No puedo seguir porque cascaría a mitad de temporada. Necesitaba un descanso”.
“Me voy tranquilo porque sé que el BM Zamora cabalga a lomos de la mejor gente que conozco, gente humilde, trabajadora, gente que se desvive, sin pedir nada a cambio para que esto salga adelante, y esa tranquilidad me llevo. Sé que esto seguirá para adelante como hasta ahora”.
“Pedir disculpas a la gente del entorno que se ha sentido dolida u ofendida por una decisión que he tomado o una reacción que haya tenido. Me equivoco muchas veces y esas equivocaciones han hecho sentir mal a mucha personas, pedir disculpas, nunca ha sido con mala fe, siempre pensando en lo mejor para el equipo. La parte que peor llevaba es cuando alguien se sentía mal en lo personal por alguno de mis actos. A mi mujer, hijo, amigos… disculpas, no tengo tiempo para devolverles todo lo robado”.
En el capítulo de agradecimientos, y tras acordarse de su familia, García Valiente tuvo palabras para José Manuel Fernández, con quien comenzó su aventura en Zamora hace once años, a los medios de comunicación, a la afición, a los directivos José Antonio Quintana y Arcel, a los trabajadores del club, a su cuerpo técnico y a sus jugadores. En este capítulo se centró especialmente en Sebas Ceballos, en Fer, Octavio, Jortos e Iñaki Gómez.
García Valiente: “Es el momento de dar un paso a un lado y dejar que el club siga creciendo”
Después de once años al frente del proyecto del primer equipo del Balonmano Zamora, Eduardo García Valiente decide dejar el banquillo del MMT Seguros. El salmantino llegaba con 22 años al club zamorano y lo abandona habiendo llevado al equipo dos veces a la élite tras empezar en Primera Nacional. Una despedida dolorosa para todos que deja un hueco muy importante en la entidad.
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