Pasados diez minutos, los locales lograron estabilizar sus primeras ventajas, siempre de dos o tres goles, que fueron capaces de dosificar a lo largo de toda la primera mitad, guiados siempre por la definición de Val y Asier, dos jugadores dominantes que aprovecharon su gran altura para causar problemas a la defensa pistacho. La primera parte fue para Aragón, pero con el partido aún abierto, 18-14.
En la segunda mitad, dos goles rápidos en el primer minuto mostraron una neta mejoría de los visitantes, dispuestos a pelear sus primeros puntos como equipo de Asobal.
Con dos paradas consecutivas, Miranda también mostró una mejoría sustancial, después de una primera parte en la que le costó más encontrar el camino para detener los lanzamientos de los pupilos de Lozano.
Un gol de calidad de Juárez colocó el empate a 18 en los primeros cuatro minutos de la reanudación y el partido cambió por completo, con la inercia a favor de un MMT Seguros que se trabajó cada jugada de ataque en busca de un buen lanzamiento y cerró a cal y canto su línea defensiva.
Los goles de Camino y Octavio dieron aún más alas a la esperanza visitante y despertaron los nervios en la grada, que protestaba cada decisión de los árbitros. El Balonmano Aragón tardó nada más y nada menos que 16 minutos en lograr su primer gol tras la reanudación, en lo que encajó un parcial de 0-8 hasta que Val lo rompió.
Pero el ritmo ya era frenético para el MMT Seguros que continuó anotando, con Salinas como estilete y Reyes creando juego para su compatriota, 20-24 y la brecha abriéndose cada vez más.
Los de García Valiente cambiaron en ese momento el ritmo del partido y la velocidad dejó paso a un ritmo más sosegado y pausado, creando nervios en la defensa local y dosificando a la perfección la ventaja, hasta obligar a Lozano a cambiar a una defensa mucho más abierta a falta de 8 minutos y cuatro abajo (21-25).
Un robo de Ceballos que asistió a Ismael Juárez que sentenció con el 21 a 26. Con el partido encarrilado, Miranda no descansó durante toda la segunda parte y frenó constantemente los lanzamientos de unos atacantes desquiciados por momentos ante su incapacidad para batir al portero. Un gol más de Peli con la defensa de Balonmano Aragón muy abierta terminó de redondear una segunda mitad para enmarcar y colocó el 22 a 28. Con el 23-30 se cerró el partido, uno más en la historia del Balonmano Zamora que ha empequeñecido los conceptos de histórico al convertirlo en rutinario y ha convertido en tradición los éxitos.