Al margen de estas dos ausencias constantes, el Zamora ha intentado llevar un cuidado minucioso en el trabajo semanal, regulando la carga, para evitar más lesiones. Es evidente que hay lesiones que son imposibles de predecir. Y precisamente, todas las que ha tenido el primer equipo rojiblanco en lo que va de liga han sido de esa naturaleza impredecible. Golpes, contusiones o enfermedades son los problemas que han tenido algunos jugadores del primer equipo y que ha impedido a Roberto Aguirre alinearlos en jornadas puntuales. Además, como es evidente, de las bajas por sanción.
Pero hasta este fin de semana, el técnico asturiano nunca se había encontrado con una lesión muscular reseñable en su plantilla. Al margen de posibles sobrecargas o elongaciones débiles, que obligaban a los jugadores a parar durante la semana y regular la carga de trabajo, hasta este fin de semana no se había producido ninguna rotura muscular. Un tipo de lesión que en el deporte de máximo nivel es muy común por la exigencia a la que se someten los músculos en los esfuerzos.
Por eso, la lesión de Jokin Esparza este domingo ante el Racing de Ferrol es la primera lesión muscular que sufre un jugador del Zamora durante la presente liga. Se trata de un jugador que no comenzó la temporada con el equipo y que no ha llevado un seguimiento tan prolongado en su puesta a punto como el resto de componentes del equipo. Precisamente, para evitar esta situación, al margen de otros factores, el cuerpo técnico decidió irle dando una entrada progresiva en los partidos. Así, y pese a algunas voces que pedían su incursión en el once de forma rápida por las expectativas creadas por su fichaje, Esparza ha cumplido los plazos de adaptación.
Su primera semana de trabajo la culminó jugando 30 minutos en Logroño. Tras la segunda semana disputó 35 minutos frente al Compostela. En Vigo, después de tres semanas de puesta a punto, saltó al campo media hora, mientras el Zamora jugaba con uno menos. Y por fin, al mes de entrenamientos, Esparza salió de titular el domingo y cubrió el partido completo hasta su lesión. Durante el encuentro, Esparza estuvo en constante diálogo con el cuerpo técnico y pese a que las sensaciones eran correctas, fue en un exigente cambio de ritmo cuando notó un pinchazo que finalmente se ha confirmado como una rotura de fibras que le tendrá tres semanas de baja.
La parcela médica espera que siga la buena dinámica de ausencia de lesiones musculares; aunque son conscientes de que ahora se abre el último periodo de competición en la que los jugadores acumulan muchos minutos en sus piernas y el riesgo de este tipo de lesiones se multiplican.