Ha sido, sin duda, una de las gratas sorpresas de la temporada en el fútbol de formación de la provincia. Entendiendo todavía como formación a la categoría juvenil, pese a que eso siempre ha generado discrepancias. El Zamora CF lograba la permanencia en Liga Nacional Juvenil, y no solo eso, sino que lograba finalizar la campaña por encima de la zona media y en una clara línea ascendente antes de que la irrupción del coronavirus precipitara el final del campeonato.
En pretemporada, prácticamente el cien por cien de las personas que componen la familia del fútbol provincial zamorano daban por hecho el descenso de este equipo. Para la gran mayoría no hacía falta esperar a ver el rendimiento del equipo, porque daban el descenso por hecho. El equipo había perdido a su mejor generación del último lustro. Jugadores como Rodri, Abel, Chechi, Javi, Cepeda o Peralta, campeones provinciales, muchos de ellos, en todas las categorías, pasaban a la edad sénior. Otros, como Vacas, dejaban el equipo en busca de otras opciones. A eso se le unía la marcha también del cuerpo técnico.
Las sensaciones eran nefastas. La configuración del equipo y la confianza depositada en Enrique Ramos, entrenador inexperto en equipos de esa envergadura, hacían a los más osados dar por hecho el descenso. Con todo decidido para muchos, comenzaba la temporada. El equipo perdía los dos primeros partidos, y además de forma contundente. Pero en la tercera jornada llegaba el primer punto de inflexión del curso: victoria solvente ante La Charca. Primer triunfo, que siempre es el más difícil, e inicio de un curso que, a la postre, fue de notable alto.
“La temporada tiene cuatro partes. La primera en la que tenemos que encontrarnos, saber hasta qué punto podemos ser competitivos. Y en esa primera fase que son las primeras cuatro jornadas hay un partido clave que es el de la jornada 3 contra La Charca en casa, porque venimos de un verano donde los focos y pensamientos de todo el mundo eran que este equipo estaba destinado al descenso porque era un equipo nuevo, empezando por mí. La incertidumbre y la creencia de que el descenso era lo más claro nos pesó. Llegábamos a la jornada 3 siendo el equipo más goleado y colista. Los fantasmas estaban ahí. Si en esa jornada no sacábamos la cabeza corríamos el peligro de entrar en una dinámica muy negativa. Ganamos holgados, portería a cero y eso nos hizo sacar la cabeza. Sin esa victoria no sé cómo se hubiera dado, pero hubiera pintado muy feo”, recuerda Enrique Ramos a zamora24horas.
Tras esa victoria y otro triunfo en Valladolid, comienza una segunda fase, a juicio de Ramos. Una fase que desde el cuerpo técnico consideran de ‘estabilización. “Una vez que ya sabes que puedes competir y puedes ganar, empezamos una transición contra equipos de media tabla hacia arriba y en el final de este tramo contra equipos de abajo. No perdemos ningún partido en ese tramo de cinco o seis jornadas, pero tampoco ganamos. Sacamos muchos empates en esa fase. Nos costaba mucho ganar, pero estábamos estables en el nivel competitivo, y demostramos ante los de arriba que era muy difícil ganarnos. Pero también mandamos un mensaje de que no éramos capaces de ganar a los de abajo”, sigue recordando Ramos, que por aquel entonces seguía trabajando para componer un equipo lo más cohesionado posible.
Para entonces las lesiones ya habían dejado al equipo sin uno de sus hombres de referencia, el central ‘Ruso’, que se perdía toda la temporada por una grave lesión. Tampoco Moha gozaba de continuidad en la portería por sus lesiones y por su alternancia constante con el primer equipo. Pero la plantilla seguía adelante y asumía la tercera fase de la temporada. “En esa fase jugamos ante los grandes y entre medias partidos contra rivales de la zona baja. Los enfrentamientos contra las grandes nos debilitaron para afrontar los duelos ante rivales de zona media baja, porque enfocamos toda la motivación en los de arriba. Hicimos partidazos ante ellos, como ante el Valladolid contra quien empatamos haciendo el mejor partido de la temporada. Llega Navidad, viene La Amistad, perdemos en el 85 en un partido controlado”, rememora el técnico zamorano.
Tras eso se iniciaba la segunda vuelta. El equipo enlazaba una victoria ante la Ponferradina y una derrota contra el Sur. Los zamoranos, que iban ganando ese partido por 0-2, acaban perdiendo por 3-2 y vuelven a mirar hacia las posiciones de descenso. “Nos metimos de nuevo en los problemas de la zona de abajo. Esa derrota nos hacía estar a pocos puntos del descenso y otra vez aparecieron los fantasmas. Pero de nuevo en la jornada tres contra La Charca fue otro partido clave. Otra vez estuvimos con los fantasmas de abajo y viajábamos allí. Esa victoria nos hizo volver a coger la confianza y a partir de entonces, pese al empate ante El Victoria, empezamos a mostrar nuestra mejor versión de juego. Nos dio el último impulso y ganamos en Segovia, donde nadie había ganado con un partidazo. Luego vinimos a casa y goleamos a Puente Castro, y empatamos a uno en Soria haciendo la mejor primera parte de la temporada”, sigue relatando Enrique Ramos.
Es entonces cuando el coronavirus irrumpía en la sociedad. El Zamora CF ocupaba la séptima posición con 30 puntos, por encima de la zona media de la tabla. Una posición más que confortable. “El Covid nos pilló en el mejor momento, aunque nunca se sabe”, expone Enrique Ramos, que valora la temporada como “muy positiva” teniendo en cuenta que el mundo futbolístico provincial les daba por descendidos y finalizan la temporada por encima de la zona media.
Ante la temporada realizada, Ramos agradece la implicación de todo su cuerpo técnico que le ha acompañado en esta aventura y la implicación de todos sus jugadores, haciendo una referencia especial al trabajo también encaminado a ayudar al primer equipo: “Nueve jugadores han estado, en mayor o menor medida, en la dinámica del primer equipo. Moha, Nacho, Tomi, Bryan, Carlos, Jesús, Adrián, Víctor Sousa y Melero entrenaron con la primera plantilla y algunos de ellos incluso acudieron convocados a algún duelo oficial”, finaliza Ramos, que ha sido el encargado de encabezar un pequeño ‘milagro’ dados los augurios de los estudiosos zamoranos sobre el fútbol autonómico que daban por hecha la debacle de este equipo.