Los primeros en tomar la salida fueron los corredores. Cerca de una treintena de atletas cumplimentaron las tres vueltas al circuito para cubrir los 3.600 metros. A continuación eran los andarines quienes tomaban la salida en un número cercano a los ciento cincuenta participantes.
La infraestructura, tal y como se esperaba, fue abrumadora. Dos cámaras de pie, una pantalla gigante en la Plaza de La Marina, un podio utilizado en varias ediciones de vueltas ciclistas, una megafonía que acompañó a los participantes durante todo el recorrido, un parque infantil, degustaciones de productos y una exhibición de aeróbic. Todo para celebrar una jornada deportiva, familiar y solidaria.