La grada parecía un espejo de la pista al final del partido. Los rostros cariacontecidos de Octavio, Camino, Jortos y compañía expresaban la misma tristeza que las caras de los aficionados, que no tuvieron ni un gesto ni una palabra de reproche para los suyos. Todo lo contrario. A la salida del pabellón, la propia hinchada trató de consolar a un grupo que era consciente de la relevancia de una derrota muy dura.
Antes, durante el encuentro, la afición gritó, aplaudió y jaleó a los suyos para tratar de ser el octavo jugador sobre la pista en cada acción. Incluso, en el tramo final, cuando el milagro parecía imposible, la hinchada del MMT Seguros siguió insistiendo, antes de que la bocina final supusiese un golpe de realidad que todos los aficionados encajaron con elegancia. La ovación final tuvo tanto de orgullo como de tristeza.
Los aficionados, que habían viajado, en su mayoría, en el autobús fletado para la ocasión, también se unieron a la grada local para ovacionar, durante un minuto antes del partido, al joven exjugador del Granollers, Albert López, que falleció esta semana víctima de un cáncer a los 21 años y que será recordado de este modo en todas las pistas del país durante los encuentros del fin de semana.
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