Chema Sánchez llegó este verano al banquillo del InterSala Zamora después de una etapa histórica al frente del Atlético Benavente, la cual terminó de la peor manera posible con el descenso a Segunda División B. Sin embargo, tras rechazar ofertas de la categoría de plata, el salmantino se unió al proyecto zamorano y en 13 jornadas ha logrado que el equipo firme 11 victorias y dos empates.
-Llega a un equipo nuevo y todo va sobre ruedas, ¿qué balance hace?
-He cerrado en Benavente un ciclo de cinco años que para mí ha sido maravilloso, independientemente de que el año pasado no se lograse el objetivo de la permanencia y se complicara todo. Hay que hacer el balance de los cinco años y ha habido dos ligas, un ascenso, un play-off de ascenso a Primera llegando a la final… ese balance te hace que a la hora de decidir el siguiente paso te lo pienses mucho. Una vez que acabé en Benavente tuve la posibilidad de seguir entrenando en Segunda División porque tuve una oferta bastante seria de Ceuta que me ofrecía una buena oportunidad con un proyecto que aspira al play-off de ascenso a Primera División pero lo valoramos toda la familia y decidimos tomar la propuesta de InterSala Zamora. A partir de ahí hubo muchas reuniones con Miguel Ángel y decido embarcarme en este proyecto porque me transmite mucha confianza sobre lo que se quiere y porque creo que merecía resarcirme de un año tan complicado como entrenador.
Arrancamos trabajando desde el primer día con la configuración de la plantilla, con muchísimas reuniones con la directiva, con capitanes y jugadores, hicimos una plantilla amplia de 15 jugadores porque al no tener un equipo por debajo lo necesitábamos para afrontar una temporada larga. El balance hasta ahora lo marcan los resultados y las sensaciones y es muy satisfactorio porque hemos acabado invictos en liga y en la Copa del Rey contra Unionistas he visto la capacidad competitiva de trabajo en un partido igualado y el equipo demostró que había mimbres para competir. El grupo de trabajo es extraordinario a nivel humano y a nivel deportivo están demostrando una implicación muy alta, que es una de las claves de ese rendimiento. Nos enfrentamos a la Tercera División más complicada de los últimos años sin ninguna duda por número de equipos, porque ha habido dos equipos descendidos de Segunda División B, porque se ha incorporado a la competición un proyecto muy importante como Villaquilambre… Veo siete u ocho equipos de muchísimo nivel y equipos que te pueden complicar desde la mitad de tabla o la zona baja porque tienen que luchar hasta el final. Me alegro porque es una competición divertida y bonita de jugar.
-¿Le costó adaptar la plantilla a su modelo de juego?
-Una de las claves que debe tener un entrenador es la capacidad de adaptarse a los jugadores, creo que hay que conjugar que adquieran las pautas que quieres instaurar y a la filosofía competitiva, pero también debo adaptarme a un grupo heterogéneo y todo eso hay que cohesionarlo. En esa comunión de adaptarnos unos a otros estamos funcionando bien. Me cuesta porque venía de tres años de una dinámica de alto rendimiento donde el nivel de exigencia es altísimo diariamente y quieres mantenerlo, pero debes adaptarte y entender que estás en Tercera División y no son jugadores profesionales. Estamos buscando ese equilibrio con un nivel de exigencia que no corresponde a la categoría porque estamos entrenando tres días a la semana, con sesiones de vídeo semanales y estoy muy agradecido al grupo por la implicación.
-¿Qué nota le pondría a la temporada que están haciendo hasta el momento?
-Soy siempre muy exigente y creo que la excelencia no existe. Hay que caminar siempre en su búsqueda, pero hasta ahora el equipo está dando un rendimiento de notable alto cerca del sobresaliente. No pongo el sobresaliente porque creo que todavía hay muchos aspectos que no dominamos tanto desde el punto de vista táctico como competitivo, entonces es un notable alto porque en casa somos un equipo muy sólido, pero fuera de casa tuvimos un tropiezo muy importante en casa del colista. Sería muy injusto por mi parte dar una calificación baja al equipo, pero darle un sobresaliente todavía no debería hacerlo porque tenemos mucho por mejorar.
-Hablando de cara a lo que viene, ¿qué espera del equipo?
-Voy a ser muy exigente. Tenemos esta semana dos entrenamientos y un amistoso con el objetivo de tener un rival fuera de casa que nos exija. Está claro que en casa debemos seguir mostrando esa solidez y fortaleza que ha mostrado el equipo en estos partidos que hemos jugado como locales; fuera de casa debemos dar un paso adelante porque tenemos salidas muy complicadas como Cuéllar donde no ha ganado nadie, Arévalo, Cistiernaga, Tierno Galván, Universidad de Valladolid o Villaquilambre. La clave va a estar en que el equipo fuera de casa mantenga ese nivel competitivo y esa fortaleza. Si no estamos a la altura, nos vamos a descolgar de la primera plaza seguro.
-Por último, ¿están mirando el mercado o la plantilla está ya cerrada?
-No. La plantilla que tenemos a nivel humano y deportivo está preparada para pelear por estar donde estamos hasta final de temporada y no vamos a mirar nada. El grupo está muy unido y hay armonía, por lo que no tendría mucho sentido. Hay jugadores interesados en unirse al proyecto, sé que quieren venir a trabajar con nosotros, pero sería romper la cohesión del grupo y no hemos planteado ningún tipo de refuerzo. Tengo 15 jugadores absolutamente válidos para la categoría en la que estamos, trabajadores, humanamente buenas personas y deben dar un paso al frente y, hasta el 18 de mayo, seguir con ambición y determinación porque lo veo extremadamente complicado. En el momento en el que nos desviemos de la senda nos van a hacer caer muy rápido.
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