Llegaba el Balonmano Zamora al Ángel Nieto con ganas de olvidar el mal trago de Oviedo, una derrota que le ha costado el trono de la clasificación. Los pistachos respondieron como debe hacerse: con mucho carácter y sin arrugarse (36-26). El Camargo mantuvo el tipo durante los primeros diez minutos, en los habituales intercambios iniciales que suelen marcar los primeros instantes del partido. Sin embargo, los pistachos pronto desplegaron lo que iba a ser su arma más potente: las transiciones.
Gallego inauguró el marcador en una jugada iniciada por Lautaro y culminada por el extremo. Desde entonces, los pistachos le cogieron el gusto a salir en estampida para impedir el repliegue del conjunto cántabro. Medina y Pau, por partida doble, abrieron la primera brecha (7-5), que fue ampliándose con el paso de los minutos (12-8, min. 18).
Por envergadura, el Balonmano Zamora era superior, también por hechuras y madurez. El Camargo es un equipo joven que peca de inexperiencia y blandura. Eso no quiere decir que se dejara llevar por la marea. La férrea defensa pistacho frustraba los ataques, y cuando los visitantes lograban superarla, se encontraban con un imperial Lautaro bajo los palos (16-10).
"¡Qué bueno verte de nuevo!", pensaron desde la grada del Ángel Nieto al ver a Jortos en el parqué después de tantos meses de recuperación. Los pistachos mostraron mucho poderío físico, superando en intensidad y corpulencia a la defensa cántabra. El tesoro al descanso era de 7 goles de ventaja.
Viendo la brecha tan grande, el Camargo apostó por vaciar la portería y atacar con un hombre más. Esa fórmula tampoco le funcionó porque los pistachos se mantenían serios en defensa. El único pero que se le puede poner a este Balonmano Zamora es su fallo desde campo propio. Fruto de la ansiedad por ver rápido portería se erraron hasta cuatro lanzamientos desde campo propio. Algo que cabreó a Félix Mojón, quien siempre quiere más pese a la gran brecha (26-18). Se retorció de dolor Gigi después de que se dislocara un dedo de su mano izquierda.
El jovencísimo canteran de 17 años, Hugo, ocupó el centro de la defensa. Una joya tienen los pistachos con este jugador que a su corta edad tiene un físico envidiable. También salió Varga, otro canterano que aportó su sello a la plácida victoria que ya alcanzaba los diez goles (31-21). Buena carta de presentación de Varga, circulando la pelota con convicción y ordenando a los suyos para que fructificaran los ataques. Juego coral que deleitó el paladar de los espectadores.Tuvo tiempo Pipe para celebrar dos goles. Respuesta inmejorable de los pistachos para volver a saborear la victoria (36-26).