La contienda comenzaba con un Zamora muy intenso, metido en el encuentro y queriendo sorprender al Langreo en su campo. Los primeros veinticinco minutos fueron para el equipo de Roberto Aguirre que avasalló la portería local. Dos disparos de Arkaitz al borde del área pequeña y un tiro de Sergi Mut desde la frontal se fueron al limbo por el buen trabajo del meta local y por la poca efectividad rojiblanca.
Esas ocasiones marradas hicieron caer al Zamora en la moral y el Langreo se vino arriba. Los asturianos generaron dos ocasiones de peligro en sendas acciones a balón parado. Un saque de banda terminó siendo rematado por Pablo Álvarez al larguero, y en un saque de esquina Kurbus evitaba sobre la línea de gol que el balón entrase a la portería. Esas dos acciones seguidas dieron paso a malos minutos del Zamora y a un buen Langreo que pidió un penalti en el minuto 45 de Kurbus.
El colegiado no vio acción punible y decretaba tiempo de descanso. El paso por los vestuarios no sentó bien a un Zamora que no pudo hacerse con el control del partido como en los albores del primer tiempo. El Langreo se mostraba más cómodo, y aunque no gozaba de ocasiones la sensación era de dominio de la escuadra local. Tras esa primera mitad del segundo acto discreta, el Zamora logró quitarse la caraja y Sergi Mut tuvo la victoria en sus botas. Un disparo del ariete se fue al larguero.
Y dos jugadas después, cuando parecía que el Zamora despertaba, llegaba el tanto local. Un saque de esquina acabó con un remate en semifallo de Ortiz que Cantero logró detener sobre la línea; pero la inercia de la acción acabó con el portero y el balón dentro de las mallas. La diana de Ortiz llegaba en el minuto 67.
Restaban por delante más de veinte minutos pero el Zamora se hundió y apenas creo ocasiones. Eso sí, Rodri tuvo en sus botas el empate en un saque de falta directa que sacó el meta local de la cepa del poste. Fue la última y la única que tuvo el Zamora tras la diana local y que embocó en un pitido final que deja la sensación en la plantilla rojiblanca que los fantasmas de la poca pegada arriba siguen estando muy presentes.