El CB Zamora parece destinado desde principio de temporada al descenso. No existe otra explicación posible que el destino para exponer la temporada que está sufriendo un Aquimisa Queso Zamorano al que una maldición le persigue. Los blanquiazules llevan solo dos victorias en diecisiete partidos, aunque a ningún seguidor del grupo le sorprenderían si llevasen diez. El motivo, que en los tramos finales del encuentro siempre sale cruz, independientemente de cómo se produzca el desarrollo del partido.
En este caso, los jugadores de Saulo Hernández viajaban a Granada, pista teóricamente casi inexpugnable ante uno de los mejores equipos de la categoría. Pero el CB Zamora compitió y estuvo a punto de dar la sorpresa. Eso pese a un mal inicio de partido, que le hizo verse en los primeros compases del choque con desventajas de casi veinte puntos (30-13 en el minuto 13).
Pero tras eso, los zamoranos se rehicieron y lograron llevar el duelo al descanso con un 34-27 que dejaba las espadas en alto. Tras el asueto, los zamoranos siguieron ofreciendo su mejor versión, con un buen tono defensivo y con un ataque solvente. Eso permitía que los de Saulo Hernández tomaran las riendas por primera vez en el ecuador del tercer parcial con un 40-44 que indicaba que iban a pelear el partido hasta la extenuación.
Y así fue. Libroia, Hansen e Iza parecían ser lo más entonados. El último parcial se iniciaba 45-44 para Granada y con todo por decidir. Los zamoranos se colocaban 50-54 a falta de cuatro minutos. Pero un parcial de 12-2 para Granada llevaba al duelo a un complicado 62-54. Aun así, los pupilos de Saulo Hernández volvieron a meterse en partido para poner un 62-60 esperanzador cuando restaban 45 segundos.En los últimos instantes, la contienda volvió a tener un desenlace cruel y el intercambio de canastas favoreció a los locales para acabar ganando por 68-65 tras un intento de Libroia a la desesperada de triple, que rozó el aro y que podía haber forzado la prórroga.