En todos los deportes de contacto existe un riesgo, en mayor o menor medida, que se produzcan situaciones como la acontecida el domingo en el Ruta de la Plata. Cuando el cronómetro llegaba al minuto veintiuno, un golpe fortuito entre el delantero del Zamora David Álvarez y el portero de la Virgen de la Camino, Isma, acababa con el arquero en el suelo, inconsciente. “Nos dimos cuenta al instante porque vimos la acción. A veces pasa que no ves con claridad la acción y tardas un poco en identificar el problema, pero en este caso lo vimos bien y salimos rápido. Sabíamos que el equipo rival no había podido traer médico y la situación era lo suficientemente grave como para que actuásemos nosotros”, explica el médico del Zamora, Agapito Sánchez Vega.
El galeno lleva 25 años en la disciplina del Zamora CF, en diferentes etapas, y ha vivido situaciones similares a lo largo de su trayectoria en el club rojiblanco. “Como coordinador médico de este club, a principio de temporada siempre recomiendo unos mínimos que hay que tener en un campo deportivo. Es verdad que hay algunas cuestiones que no son obligadas a nivel federativo, y que se trata de prevenir situaciones esporádicas, pero yo siempre digo que hay que ponerse en el peor de los casos, de que pase algo. En un deporte donde hay contactos existe esa posibilidad y por eso hay que tener medidas sanitarias preventivas. En nuestro caso contamos con los servicios médicos, una ambulancia de traslado en el campo, unos técnicos sanitarios y desfibriladores”, relata Agapito Sánchez al respecto de los protocolos de actuación y al respecto de los materiales que cada fin de semana están preparados en el Ruta de la Plata cuando el Zamora CF juega como local.
Regresando a la situación concreta de este domingo, el doctor del Zamora explica que al llegar a la altura del portero lo que hacen es seguir el protocolo general pautado para estos casos. En primer lugar confirman que el portero está inconsciente. Una vez comprobado, lo siguiente es comprobar si respira y tiene pulso. Agapito Sánchez, tras realizar diferentes comprobaciones, se aseguraba que sí tiene pulso. “Cuando una persona está inconsciente se pueden presentar dos situaciones: si el accidentado respira o no respira. En este caso sí respiraba, así que lo colocamos en posición lateral de seguridad porque sabemos que puede existir la situación de riesgo que la lengua se relaja y se puede obstruir la vía respiratoria”, comenta el médico del Zamora, que explica el motivo por el que también la fisioterapeuta del club, Andrea Rodríguez, y un Policía Nacional, acudieron rápido al lugar con un desfibrilador: “En caso de que el jugador hubiera dejado de respirar y de tener pulsaciones tendríamos que haberlo puesto de nuevo boca arriba y comenzar el trabajo de reanimación (30 compresiones y dos ventilaciones). Por eso quisimos tener el desfibrilador preparado, porque a cada segundo que pasa la situación puede cambiar y agravarse”, reconoce, aunque afortunadamente no tuvo que ser utilizado.
Recuerda Agapito Sánchez que el estado de inconsciencia le duró algo más de un minuto al portero, lo que se denomina “conmoción moderada” y que tras volver en sí el jugador sufría lo que se conoce como “amnesia reciente” que le impide recordar lo que ha ocurrido a corto plazo. “Tras recuperar la consciencia nos fuimos a una tercera situación, de persona accidentada pero consciente. Sabemos que ese tipo de lesiones puede tener una repercusión en el cuello y en ese momento es cuando le ponemos el collarín, lo inmovilizamos y lo abrigamos, para que no sufra una hipotermia que pueda hacerle perder el conocimiento de nuevo. Es entonces cuando se produce el traslado al hospital donde tienen también allí protocolos establecidos para este tipo de situaciones y le hacen las pertinentes pruebas”, comenta el médico del Zamora.
Con el paso de las horas, Agapito Sánchez Vega reflexiona sobre esta actuación de los servicios médicos del Zamora en ese momento formados por Andrea Rodríguez y él mismo, además de la ayuda sanitaria de todos los cuerpos implicados como Cruz Roja e incluso la colaboración de Policía Nacional: “La actuación en el campo fue rápida y correcta. En este tipo de situaciones hay que actuar rápido pero con orden, teniendo claros los protocolos de actuación y la jerarquía. En mi caso traté de marcar las pautas como voz de coordinación, y a partir de ahí todos tuvieron su papel”, expone el galeno del Zamora que lleva 25 años en el club y recuerda que ha vivido situaciones similares de este tipo (no siempre producidas por golpes), aunque afortunadamente ninguna en la que el jugador entrase en parada cardiorrespiratoria.
Ante todo esto, Sánchez Vega pone en valor el trabajo de los servicios médicos del club durante años, unos servicios médicos modélicos en muchos aspectos dentro de las infraestructuras modestas con las que se ha contado siempre; pero también pide un poco más de concienciación en esta faceta a nivel nacional: “Es cierto que los clubes son pragmáticos a la hora de cuantificar los gastos. Una ambulancia, la asistencia técnica, médica… A veces se prefiere fichar un jugador que prestar atención a este tipo de cosas que se dan cada mucho tiempo. Pero quizás, porque es algo que a mí me toca, yo creo que es lo mínimo que se puede hacer, el darle calidad y seguridad al entorno. Lo ideal sería que en todos los campos hubiera un mínimo de seguridad de este tipo, fuera la categoría que fuera, pero entiendo que eso es algo utópico. Pero sí lanzo un órdago a las instituciones, no de Zamora sino en general, para que inviertan un poco más en seguridad medico sanitaria en los campos, cada uno dentro de las posibilidades”, finaliza el galeno del club rojiblanco tras el incidente con final feliz.