Desde las siete de la tarde los aficionados del Zamora ya estaban en la puerta cero del estadio municipal Ruta de la Plata para recibir a los jugadores y alentarles de cara a un partido que todo el mundo deseaba que fuera histórico. Poco a poco las gradas fueron tomando color y aunque en un principio se esperaba un ambiente frío por lo que se decía del elevado precio de las entradas, al final fueron dos mil hinchas los que se sentaron en los graderíos.
Y no se sentaron para comer pipas, sino para animar de principio a fin, como pedía Movilla, ayudando al equipo en los momentos de agobio y disfrutando cuando el equipo iba lanzado. Tras noventa minutos de éxtasis, la locura se desató cuando el árbitro pitaba el final del duelo. Los jugadores agradecieron zona por zona el apoyo de los aficionados y se citaron para la segunda ronda. Una segunda ronda en la que salvo sorpresa mayúscula, el Zamora ya se medirá a un equipo de Primera División.
Fue una tarde memorable, para recordar, de las que quedarán grabadas. Y desde el Zamora esperan que sea una noche que marque un antes y un después, para que la afición vuelva a creer en este equipo, se enganche y apoye hasta el ansiado ascenso.
La afición del Zamora se lleva una alegría necesaria
Después de la desconexión que sufrió la hinchada tras el fiasco de no ascender el año pasado, la afición necesitaba una noche mágica como la de este martes para recuperar la ilusión. Unas dos mil personas formaron una perfecta comunión con el equipo para ayudarle a batir a un equipo de Segunda División A.
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