Alrededor de 1.400 personas siguieron el duelo entre el Zamora y el Briviesca en una de las entradas más flojas de la temporada. El cambio de día, la tarde primaveral y la situación en la tabla del oponente hicieron que el número de hinchas se resintiese. Pese a todo, los que acudieron al campo lo hicieron para alentar al plantel de David Movilla de principio a fin.
Pese a los avisos del cuerpo técnico en la previa de lo igualado que se preveía el choque, la mayoría de los aficionados daban por hecha la victoria. Un pensamiento que se acrecentó cuando al descanso el equipo ganaba 2-0, el árbitro había anulado un gol a David Álvarez y había decidido no pitar un penalti sobre David López. Las sensaciones eran de suficiencia, teniendo en cuenta que el rival no había llegado a la portería de Villanueva.
Todo cambió en la segunda parte con una efectividad brutal del Briviesca, con dos goles en dos disparos. Entre medias, un gol de Murci. El criticado ariete hizo el tercer tanto, a la postre el del triunfo, con una diana de nueve puro. Se fue la fondo, hizo el arquero y demostró a la grada que sus dieciocho goles no son fruto de la casualidad.
Al final, la afición ayudó al equipo a mantener el 3-2 pese a los nervios del epílogo y celebró con la plantilla el primer objetivo: la clasificación matemática para el play off. Ahora se luchará por el siguiente objetivo: ser campeones del Grupo VIII de la Tercera División.