Lo decía David Movilla, técnico del Zamora en sala de prensa. La plantilla, los trabajadores, los directivos y la afición se merecían una victoria como la de este domingo. Un triunfo basado en el corazón, ese que porta desde ahora el equipo rojiblanco en su nueva indumentaria. Y además un triunfo ante uno de los grandes de la categoría, una Arandina que llegaba al Ruta de la Plata con la vitola de imbatible y que no perdía desde el mes de febrero en liga regular.
En torno a mil ochocientas personas quisieron disfrutar de la contienda en directo. Bien es cierto que no disfrutaron con un juego preciosista pero la hinchada del Zamora quiere dos cosas antes que el buen juego: la victoria y el esfuerzo de los suyos. Y esta vez vieron cumplidas esas dos máximas. El equipo ganó ante uno de los grandes del grupo y derrochó sudor y coraje en cada acción ante un rival que demostró ser tremendamente fuerte: muy bien trabajado tácticamente y físicamente portentoso.
La grada estalló con el gol de Asiel y sufrió en los minutos finales. Pero fue ahí donde apareció la afición, para animar a los suyos cuando el físico empezaba a flaquear. Con el pitido final, el estadio tributó una ovación a sus gladiadores, que esta vez sí consiguieron esa perfecta comunión entre público y equipo.
Un público entre el que estuvieron la presidenta de la Diputación Provincial de Zamora, Mayte Martín Pozo, y el primer teniente alcalde del Ayuntamiento de Zamora, Antidio Fagúndez, que quisieron arropar al principal equipo de fútbol de la ciudad en una cita tan importante.
Afición y equipo se reencuentran en una perfecta comunión
La hinchada arropó al equipo en el tramo final del encuentro, cuando más presionaba la Arandina. Con el pitido final, los más de mil ochocientos seguidores en el Ruta de la Plata estallaban de júbilo para celebrar tres puntos ante un equipo que llegaba invicto a Zamora.
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