Los últimos sorbos de 2024, los últimos destellos antes de dar la bienvenida a un nuevo año. Este 2024 ha sido un año glorioso para algunos equipos de la provincia, no tanto para otros, que despedirán este año con cierto runrún en la cabeza. Si de gloria, grandeza y triunfo se trata, hay que hablar del Zamora CF, que luchó con uñas y dientes hasta el final para ascender a Primera RFEF, y lo consiguió. Estuvo cerca de tumbar al Villarreal en la Copa del Rey, un partido que dejó claro que este Zamora CF era capaz de todo. Aunque no logró ascender de forma directa, sí consiguió el objetivo tras disputar un duro play-off que culminó con el ascenso en tierras madrileñas. “Espero en silencio delante de Dios, porque de él proviene mi victoria”, reflejaba la camiseta de Luis Rivas tras anotar el gol que dio al equipo rojiblanco el ascenso a la tercera categoría del fútbol español en el campo del San Sebastián de los Reyes.
El bullicio y jolgorio en el centro de la ciudad fueron la respuesta a tan memorable gesta. Sin embargo, fue entonces cuando el club vivió uno de los momentos de mayor incertidumbre de su historia, sin saber si alguien sería capaz de comprar la entidad. Llegaron la familia Páez, y los ojos de los zamoranos se iluminaron. Comenzó entonces un periodo de fichajes de renombre: Kike Márquez, Clavería, Altube, Sergio Nieto y Tresaco fueron algunos de los jugadores que se incorporaron al Zamora CF para no repetir los errores del pasado y soñar a lo grande.
2024 fue también el año de la gloria para el CB Zamora, un equipo que se levantó tras el golpe del Cartagena. Se sacudió el polvo, se lavó la cara y no desaprovechó su segunda oportunidad ante el Albacete. De esa gesta permanecen algunos de sus héroes, como Traoré, Powell, Toni Naspler, Buckingham, Jacob Round o Puksté. Fue un momento glorioso y emotivo. El año de los ascensos, el año grande del deporte zamorano. Está claro que el CB Zamora es el equipo revelación en esta Primera FEB, un equipo que está dando la cara y sabe que si quiere permanecer en la categoría debe luchar hasta el final.
Las alegrías continuaron. El fútbol zamorano se tiñó de amarillo y negro. El Moraleja CF rubricó un año espectacular en todos los aspectos y consiguió el billete a Regional de Aficionados, aunque tuvo que desfondarse hasta el pitido final. El Noname esperaba ansioso un tropiezo de las abejas, que nunca se produjo. 2024 será recordado con cariño por los jugadores, el cuerpo técnico y los aficionados del Moraleja.
El InterSala Zamora también celebró un año dorado en 2024. Descorcharon el champán y activaron los tubos de confeti. El equipo zamorano ganó en Villaquirante, se proclamó campeón de Liga y certificó el ascenso a Segunda B, la división de bronce, cuando aún restaban dos jornadas para terminar la Liga.
Sin embargo, no todos los equipos vivieron un 2024 tan positivo. La tristeza y las lágrimas también se derramaron en el deporte zamorano. Fue doloroso el descenso del Balonmano Zamora, más aún cuando, en años anteriores, el equipo vivió incluso épocas de gloria en la Liga Asobal. No fue un buen año para los pistachos, que vieron cómo el descenso se consumía con el paso de las jornadas. Ahora, en Primera Nacional y con un equipo que combina juventud y experiencia, el deseo es volver a vivir el buen sabor de la victoria y los ascensos.
El ascenso del Zamarat a la Liga Endesa llegará, más pronto que tarde. Las naranjas han tropezado en múltiples ocasiones y han visto cómo su sueño se desvanecía en cada fase de ascenso. En 2024, las naranjas afrontaron su séptima fase de ascenso a la máxima categoría del baloncesto español. Ahora, con un equipo completamente renovado, el Zamarat sigue luchando por lograr ese ascenso que se les ha escapado. Las sensaciones son buenas y Vasconcelos ha inyectado moral a un equipo en constante crecimiento.
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