La ciudad ya no huele a garrapiñadas, los cofrades ya no se confunden con fieles de paisano y las calles ya no están intratables, pero, pese a todo, la ciudad sigue oliendo a Semana Santa y este viernes el aroma llega con el traslado de pasos de Jesús Nazareno.
La carpa volvía a abrir sus puertas tras una semana de Pasión cargada de lágrimas e incertidumbre ante la más lluviosa y con más suspensiones que se recuerda. Los cargadores han vuelto a unir sus hombres para regresar a los grupos escultóricos a sus casas provisionales ante la falta de museo.
El traslado, algunos de ellos a la panera y otros a San Andrés, ha estado seguido bajo la atenta mirada de decenas de zamoranos que se encontraban en la zona. Algunos conocedores de este traslado y otros sorprendidos por volver a verlos en procesión.
La Cofradía pone fin así a la Semana Santa de 2024 a la espera de que la siguiente semana de Pasión sea más benevolente en lo que se refiere al plano meteorológico.