La pasión del baile, unida al espíritu navideño, convirtió la Plaza Sagasta en un escenario improvisado para los integrantes de Swing Zamora. Ataviados con disfraces y accesorios navideños pusieron el toque navideño a la tarde del viernes con villancicos a todo volumen, los mejores pasos de baile y sobre todo, las mejores sonrisas.
Sonrisas que se contagiaron al público asistente que disfrutó del talento del grupo zamorano que decidió aportar su granito de arena a la Navidad zamorana. El espectáculo, que comenzó a las 19.30 horas dibujó una estampa navideña diferente pero cargada de emotividad y buen ambiente.
Cerca de una veintena de bailarines que, convertidos en papás y mamás noeles o árboles de Navidad, contagiaron a los transeúntes que, más de uno, no pudo contener su movimiento de pies o de brazos mientras contemplaba el espectáculo.
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