Hay que recordar que las Jornadas Diocesanas son el gran evento que convoca la diócesis para toda la diócesis –valga la redundancia-. Por tanto, las Jornadas Diocesanas están pensadas como un momento de formación para todo el pueblo de Dios, no sólo para el clero y agentes pastorales, sino para todos los fieles y personas interesadas.
Por otra parte, el ecologismo es un asunto que no solo preocupa a la Iglesia Universal sino que está en las agendas de todos los países del mundo. Pocos dudan ya del maltrato que está padeciendo la Tierra -muchas veces- provocado por la mano del hombre.
Pedro José Gómez, profesor de la Facultad de Económica de UCM, pronunciaba la charla de este pasado miércoles con el título: El sufrimiento de nuestra hermana madre Tierra.
- ¿Qué supuso la publicación de la Laudato sí para la Iglesia y para el conjunto de la sociedad civil?
Un verdadero acontecimiento. En primer lugar, porque la Iglesia centraba su mensaje en algo que preocupa al conjunto de la humanidad y no solo a sus miembros. En segundo lugar, porque la Iglesia se presentaba no como quien poseía el monopolio de la respuesta a la crisis medioambiental sino como un actor más a juntarse con otros a buscar soluciones. En tercer lugar, porque Francisco buscó influir en la cumbre del clima que se iba a celebrar en París para que fuera más ambiciosa y tender puentes con el movimiento ecologista.
- ¿Por qué los pobres son una de las víctimas del deterioro y destrucción de la Tierra?
La degradación ambiental amenaza la supervivencia de las explotaciones campesinas más humildes, genera desplazamientos humanos debido al aumento de catástrofes naturales y, según los expertos, está afectando más a las regiones más pobres del mundo (ecuatoriales y tropicales) que son las que menos recursos y tecnología tienen para enfrentarse a la crisis ecológica.
- ¿Cuáles son las causas que han provocado la actual crisis ecológica?
Francisco pone de relieve que la búsqueda implacable de beneficios y la obsesión consumista de nuestras sociedades están a la base del expolio ambiental, de la brutal concentración de la riqueza y de la exclusión o explotación de los pobres. Pero, además, tenemos que tomar en consideración el extraordinario aumento de la población mundial y la falta de voluntad política de nuestros dirigentes para asumir globalmente un cambio radical en los patrones de producción y consumo.