La Catedral de Zamora se llenó de fieles el pasado miércoles para celebrar el Miércoles de Ceniza, una fecha clave en la Iglesia que da inicio a la Cuaresma, un tiempo de conversión y preparación para la Pascua. La eucaristía fue presidida por el obispo de Zamora, Mons. Fernando Valera, quien, en su homilía, exhortó a los presentes a vivir este periodo desde una actitud de interioridad y humildad, siempre confiando en el amor eterno de Dios.
En su reflexión, Mons. Valera centró su mensaje en las enseñanzas de Jesús sobre la oración, el ayuno y la limosna. Citando las palabras del evangelio: “Cuando des limosna, cuando reces, cuando ayunes, ten cuidado de hacerlo en lo secreto. Tu Padre ve en lo secreto”, el obispo invitó a los fieles a romper con la superficialidad y a mirar en su interior, donde Dios habita y espera. “No te dejes seducir por la exterioridad. Deja que lo más auténtico de ti se ponga delante del Señor”, afirmó.
Mons. Valera también subrayó que la Cuaresma es un tiempo de despojamiento y humildad, animando a los fieles a recibir el gesto de la imposición de la ceniza con sencillez, como un símbolo de nuestra fragilidad humana, pero también como un signo de esperanza en el amor divino: “Inclina tu cabeza y verás que eres un interior habitado por un Dios que te ama desde siempre”.
El obispo explicó que el verdadero ayuno no solo es una renuncia material, sino un desapego de actitudes negativas como la murmuración, la crítica destructiva, el egoísmo y la indiferencia ante las necesidades ajenas. “Rompe con todo lo que te aleja del otro. Este es el ayuno que Dios quiere”, afirmó.
Además, hizo un llamado a la compasión y la solidaridad, subrayando que muchos en el mundo sufren por soledad, traición y la falta de amor. “No pases con indiferencia ante las heridas del otro”, instó.
Al final de la misa, tuvo lugar la tradicional imposición de la ceniza, un acto simbólico que marca el comienzo del camino cuaresmal, que culminará en la celebración de la Pascua. Desde la diócesis de Zamora, se anima a todos los fieles a vivir este tiempo con profundidad y compromiso, buscando una verdadera conversión del corazón y una renovación en su fe.
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