El VII Congreso Nacional de Hermandades y Cofradías llega este domingo a su fin y lo hace con el día grande. Una jornada que arrancaba con la Misa Pontifical presidida por el Obispo de Zamora, Gregorio Martínez Sacristán, y concelebrada por los capellanes de todas las cofradías zamoranas. En su homilía, el prelado comenzaba haciendo referencia a la lectura correspondiente al evangelio de San Lucas.
“Los discípulos no pueden actuar como los demás hombres, tienen que actuar según lo hace Dios. Los discípulos deben ser misericordiosos, perdonar, van a dar más de lo justo por una razón: porque Dios es misericordioso con nosotros. La misericordia es el gran don de Dios para el hombre”, reflexionaba Gregorio Martínez Sacristán, que invitaba a los presentes a vivir esta misericordia.
El prelado saludó a los cofrades, tanto de Zamora como del resto del país, y deseó que se llevaran un buen recuerdo de esta cita. También tuvo palabras de reconocimiento para monseñor Marco Frisina. “Está habituado a dirigir en una gran basílica de la cristiandad, pero creo que nunca ha tenido la suerte de estar aquí, debajo de este cimborrio románico, casi único en el mundo. Esto pertenece a la historia de los cristianos y forma parte de la cultura cristiana”, se dirigió el obispo de la Diócesis de Zamoraa Frisina.
Fue en ese instante cuando aprovechó para censurar un acto permitido por el Consistorio de la capital el año pasado en plena plaza de la Santa Iglesia Catedral: “Hay que saber respetar y no provocar poniendo delante de este templo una manifestación nudista, soez y provocativa. Es nuestro legado, el mayor legado que tiene Zamora. Esta iglesia pequeña, pobre, y despoblada, pero tiene este legado extraordinario que todos debemos respetar”.
Tras reconocer su debilidad por las piezas ‘Ave Verum’ de Mozart y ‘Anima Christi’ de Marco Frisina, el obispo de Zamora también hizo referencia a la importancia del Vía Crucis: “Es una manifestación de fe, por tanto hay que tener fe para estar, participar y para acudir a él. No es un espectáculo, es el espectáculo del hijo de Dios muriendo por nosotros. Un hecho histórico, no inventado. Ese es el fundamento religioso de la Semana Santa, lo que mucha gente de este pueblo no quiere que se pierda y que se resucite, y que no se mezcle con otras cosas que no son. Mucha gente que está callada, pero que siente, piensa y quiere que esto sea como fue”, decía con vehemencia Gregorio Martínez Sacristán.
En este contexto fue donde pidió respeto para mantener las tradiciones, en relación a la polémica generada el pasado año cuando el Ayuntamiento decidió ocupar la Plaza Mayor con las casetas de libreros el mismo domingo de la celebración del Corpus: “Facilitemos nuestras creencias, no impidamos las creencias, las manifestaciones, como la procesión del corpus del pasado año. Respetémonos,respetemos la fe grande del pueblo de Zamora, que se agarra a la Semana Santa porque no tiene otra cosa. No perturbemos esta historia, esta santa tradición, sobre todo las autoridades que deben velar por la libertad de todos”, zanjaba.