La lluvia amenazaba nuevamente la procesión de este Jueves Santo por la tarde. El cielo se nublaba con el paso de los minutos, pero pasadas las 16:15, las puertas del Museo de Semana Santa se abrían, uno a uno los once pasos de la Vera Cruz iban saliendo, todos acompañados por sus respectivas bandas.
No obstante, la dirección de la Cofradía decidía acortar el camino e ir directamente desde la Plaza Mayor hasta la Catedral, sin llegar hasta el Mercado. Una vez allí, en una Plaza a abarrotar, el silencio sepulcral solo lo rompían el sonido de las trompetas, tambores, oboes, etc.
Los pasos, al igual que salían del Museo, reposaban a la entrada de la Catedral, entrando de uno en uno, con un cielo que continuaba amenazando con lluvia.
Llegados los once pasos y los 3.000 hermanos que desfilan en la Vera Cruz, los Jardines del Castillo, el Parque de San Martín y la Plaza de la Catedral se transformaban en un merendero. Todos los cofrades, junto a sus familiares y amigos, disponían las mesas con comida y bebida para coger fuerzas para la vuelta.
Una vuelta, que si la lluvia no lo impide, seguirá estando marcada por el morado inundando las calles del Casco Antiguo zamorano.
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