Hace dos semanas estaba ingresado con un agresivo tratamiento antibiótico por una infección derivada de unas anginas. Cuatro días después de salir del Hospital, el Secretario General de Cultura y Turismo le comunicaba vía telefónica que era el nuevo director del Museo Etnográfico. Necesitaba guardar reposo pero la consecuente vorágine de felicitaciones, entrevistas, despedidas y bienvenidas le sobrevino. Pero no le sobrepasó.
A sus 42 años, José Calvo Domínguez cambia su pequeño bufete de abogado por el luminoso y espacioso despacho del Etnográfico. Quedamos con él y le preguntamos por su rincón preferido del Museo para hacerle una fotografía. “De momento no tengo un lugar favorito”, responde. Está bien, le sugerimos ir a la terraza. “¿Qué terraza?”, interpela. No conocía la terraza, ni su nuevo despacho.
Desde Recepción avisan al personal de seguridad para que nos acompañe hasta la azotea. “Anda, ¿tú eres…?”, titubea perplejo el guardia. “Sí, yo soy…”, balbucea José Calvo. “Encantado, encantado” dicen al unísono, y estrechan sus manos. Y así, con el resto de profesionales que trabajan en el Museo y que nos encontramos por el camino hasta llegar a la terraza.
La gran terraza. Aquella a la que tan solo se accede atravesando el despacho del director y desde la que se puede contemplar el Museo de Semana Santa, la iglesia de Santa María la Nueva, el Palacio de la Encarnación, la torre del Castillo, la Catedral y un sinfín de techumbres de la ciudad. ”Bffff…”, exclama. Y comienza a hacer fotos con su móvil como un visitante más. Posa para nuestra cámara y regresamos al interior del Museo para charlar con él.
Se muestra ilusionado y con ganas de afrontar el nuevo desafío. El sentido innovador de su proyecto fue uno de los rasgos más valorados por el jurado, quien falló por unanimidad que él se merecía asumir la dirección del Museo. Una decisión que supone “una gran satisfacción, que es aún mayor conociendo el nivel del resto de candidatos presentados”, confiesa.
FORMACIÓN
Le preguntamos por su formación. (Cojan aire). Cursó sus estudios en el Amor de Dios, en el Corazón de María, en 1992 se marchó a Salamanca a estudiar la Licenciatura de Derecho. Cuando se graduó, se trasladó a Inglaterra durante casi cinco años donde estuvo trabajando y estudiando Escritura de Guión de Cine y Televisión en Londres.
De vuelta en España, en Madrid, se formó en Realización y Edición de Televisión. Comenzó a trabajar en la televisión de Burgos, más tarde lo dejó todo para desplazarse a Sevilla y allí comenzó a trabajar durante siete años como profesor de Realización de Cine y Televisión en un centro dependiente de la Universidad de Gales.
En el cuarto curso del grado de Comunicación Audiovisual estudió un máster de Experto Universitario en Gestión Cultural. Trabajó en una empresa de producción audiovisual, editorial de libros y organización de eventos culturales. Al poco tiempo, inició los estudios de Antropología en la Universidad de Sevilla y durante el primer año le concedieron una beca de investigación en el proyecto ‘Tolerace, las semánticas del racismo y el antiracismo en la Unión Europea’.
Tradujo textos científicos del inglés al español y era el ponente de los encuentros internacionales en la Universidad de Sevilla junto al director del proyecto Boaventura Sousa Santos, sociólogo de moda en el mundo iberoamericano. Por contextos sociales y económicos regresó a Zamora para emprender la carrera de abogado.
En definitiva, ha estado estudiando casi hasta los 40 años, aunque esgrime que "la formación no es una cuestión que tenga que obedecer a un sentido académico estricto sino que es libre" y añade entre risas: "ahí estamos aunque siempre digo que no vuelvo”.
Resulta paradójico que su trayectoria fuera encaminada a otros ámbitos académicos y su última carrera fuera la de Antropología, la formación que más se aproxima al perfil del puesto a desempeñar a partir de ahora. “Sí, tenía un débito con la antropología porque siempre la había tenido ahí como una cuestión vocacional, me gustaba y decidí empezar a estudiar por la curiosidad de la materia y, una vez que establecí contacto, me apasionó de una manera bastante importante, fueron unos años muy enriquecedores de mi vida que me aportaron mucho”, reconoce.
LEGADO
Le preguntamos por la situación actual del Museo. “Hay que agradecer la labor ingente de los primeros gestores por montar un Museo de estas dimensiones y de estas características. En la actualidad, cuenta con uno de los mayores fondos etnográficos del Estado español con más de 15.000 objetos de fondo material y más de 10.000 de fondo inmaterial, una dotación arquitectónica impresionante, y realiza sobre todo a nivel local una labor polifuncional bastante interesante e interdisciplinar. Recibimos una buena herencia”, sentencia.
PROYECTO ETNOGRÁFICO
Ahora, el nuevo reto le vuelve a ilusionar y asegura estar dispuesto a volcar en él toda su “capacidad creativa, a nivel personal de trabajo, y de impulso profesional”. Define su propuesta como bastante compleja “tanto en ideas de gestión administrativa museística como en ideas etnográficas y de formatos culturales”. La materia le apasiona y señala que “para plantar un proyecto museográfico como este se necesita un plazo de tiempo más o menos importante”.
Sus líneas generales: “uno de los mayores impulsos que le queremos dar es incrementar el impacto multinivel del Museo sobre todo poniendo énfasis en el plano regional porque es el Museo de Castilla y León y queremos intentar diseñar formatos en los que el Museo sea capaz de trascender paredes y poder llegar a todos los rincones de la comunidad pero también queremos que tenga presencia estatal e internacional”, expone.
“En otro sentido”, prosigue, “queremos amplificar el sentido etnográfico que se le da al Museo. Queremos trascender un poco las gestiones ortodoxas de la museología etnográfica que están basadas en la recolección, custodia, difusión y acceso al público de material etnográfico pasado dándole todo el sentido de amplitud”. Ser más selectivos a la hora de hacer acopio de nuevas piezas, digitalizar el material oportuno y tener más peso en la cibercultura y en la red son otros de los objetivos planteados para esta nueva etapa.
“Queremos cambiar el modelo de gestión de un museo moderno más centrado en el ser, a un modelo de gestión posmoderno centrado en el haber, en el presente, en los procesos de construcción social que se están llevando a cabo en la actualidad", comenta. Y apostilla: "incluso más que en el haber, en el habiendo, en gerundio, para poner de manifiesto que la etnografía toma conciencia en la cultura más cercana y que se está produciendo delante de nuestros ojos. No estudiamos solo culturas del pasado”.