El Festival de Bandas Hispanoluso llegaba a su fin este domingo. Tras cinco días de convivencia entre fronteras en torno a la música, este domingo Manuel Alejandro volvía a coger la batuta para poner el broche de oro a la fiesta de la música. La Plaza de la Catedral se convertía en una máquina del tiempo hasta convertirse en guateque en los que era de obligado cumplimiento "sacar" a bailar.
El público no tardó en animarse y desde la primera pieza sno dudaron en seguir el ritmo y salir al centro de la plaza para disfrutar de la música puesto que, como bien reza el refranero "no es pasodoble si no te eriza la piel". Y así, desde el clásico 'Qué Viva España' hasta el singular 'Paquito el chocolatero', el festival de Bandas Hispanoluso cerraba, tal y como manda la tradición, su décimo tercera edición.