La Cofradía de la Virgen de la Concha vive este lunes su romería más amarga ya que ni siquiera ha podido celebrarse. Decenas de hermanos y fieles se han acercado hasta la iglesia de San Vicente, donde la imagen permanecerá expuesta durante toda la jornada, a fin de que pueda ser venerada en este, el lunes de pentecostés más difícil, a consecuencia de la crisis sanitaria.
Las puertas del templo lucen bajo una alfombra de romero, como si de la propia romería se tratase, una escena que da paso a una iglesia de San Vicente blindada por estrictas medidas de seguridad. El gel desinfectante, las distancias de seguridad, y la imposibilidad de sentarse en los bancos, ponen el toque de esta nueva normalidad a una festividad empañada por el coronavirus.
A las puertas de San Antolín, también se han sucedido las muestras de devotos con un tímido acompañamiento de confetis, como si La Concha emprendiera su rumbo a La Hiniesta. Un recorrido imaginario que también ha estado acompañado por el himno de la virgen a las puertas del templo.
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