El turismo rural de Castilla y León, líder nacional en su sector, no se siente reconocido. Por eso, ha decidido rebelarse contra la “competencia desleal” que suponen las viviendas y apartamentos de uso turístico en la Comunidad, principalmente en los municipios medianos, cabeceras de comarca, que se encuentran por debajo de los 5.000 y 10.000 habitantes. En este sentido, el presidente de la Asociación Regional de Empresarios de Alojamientos Rurales de Castilla y León (Ararcyl), Luis Chico, reclamó una regulación en “igualdad” de condiciones para todos. “No puede ser que a nosotros nos obliguen a cumplir infinidad de requisitos, pagamos impuestos, responsabilidad civil, que son un sello de garantía del servicio, mientras otros simplemente abren una casa”, denunció.
En este sentido, apeló al impulso de los empresarios “románticos” que “aún confían” en el turismo rural como “fórmula para combatir la despoblación y dinamizar los pueblos”, ya que “la magia es que un pueblo de 300 habitantes tenga casa rural”; y defendió que, como él, “muchos de los que han vivido en ciudades y han regresado al mundo rural, conocen la realidad de ambos y ofrecen algo que demanda el urbano, que es tranquilidad, sosiego, buena alimentación, aire puro”. “Habría que hacer un impuesto a los de fuera para que paguen por respirar aire puro y tranquilidad”, ironizó, entre risas.
Pero también aprovechó para cargar contra la falta de inspectores que podría controlar la existencia de las viviendas “ilegales”. “Son pocos y solo están de lunes a viernes, pero cuando hay mayor ocupación es los fines de semana. Pero cuando lo pides, te dicen que no los tienen en la lista. ¡Es que son ilegales! ¿En qué lista van a estar? Yo sé quiénes son, ¿la Administración no lo sabe? Si tiene mejores mecanismos que nosotros. Eso es publicidad engañosa y repercute en el dinero público, porque no pagan impuestos. Ahí deberían actuar”, invitó.
Al respecto, recordó que la provincia de Ávila ha estado más de un año sin inspectores de turismo en general, no solo de rural, en una provincia con más de un millar de casas rurales, a la que se suman restaurantes y hoteles.
Turismo rural en poblaciones medianas
En declaraciones a Ical y a las puertas de una nueva edición de la Feria de Turismo de Interior (Intur), que se celebra en la Feria de Valladolid entre el 16 y el 19 de noviembre, el sector remarca que la “esencia” del turismo rural está en las “pequeñas poblaciones”. “Si quieres turismo rural como se ha definido siempre, tiene que estar en poblaciones de menos de 3.000 habitantes. Pero yo iría más allá, por debajo de mil, porque en muchos casos la casa rural es el único soporte que tiene la localidad, cuyos huéspedes sustentan el bar del pueblo, se les abre la iglesia y las bodegas…”, aclara Chico, quien cree que si la denominación de turismo rural se aumenta a los de 5.000 habitantes, “la gente se va a ir a municipios intermedios”.
En este punto, citó el ejemplo de Peñafiel (Valladolid), con más de 40 casas rurales en las localidades de su alrededor, pero con apartamentos y viviendas de uso turístico en esta población, “que elige mucha gente porque allí lo tiene mucho más fácil”. “Se intenta dar el beneplácito a personas que no cumple los requisitos de espacio. Todo vale”, criticó.
Chico, que consideró que otro de los “grandes problemas” del sector es la falta de promoción, achacó los motivos por los que han florecido muchos apartamentos y viviendas vacacionales a la rentabilidad de los alquileres y la baja rentabilidad de los bancos, “que han creado un producto nuevo que se llama vivienda de uso vacaciones y cubre ambas necesidades, están en el medio rural y tienen los servicios de una ciudad intermedia”.
Asegura que las ocupan con empresas entre semana y familias en viernes, sábado y domingo. “Es una competencia a los hoteles, pero según evoluciona llega también a los pequeños pueblos”, matiza. De hecho, en provincias como Salamanca, Ávila y Segovia han proliferado las viviendas de uso turístico que “no cumplen las normativas del turismo rural, que son más exigentes”.
Crece el gasto
En cuanto a los precios, que también han aumentado, el sector en Castilla y León ha repercutido su impacto en el cliente entre un cinco y un diez por ciento más, si bien, el incremento “real” es del 24 por ciento. “nos han subido absolutamente todo” y “se nota en los recortes de los beneficios de los empresarios, que para poder ser competitivos deben estar en precio”. “Hay una lucha de profesionales contra especuladores, de empresarios contra propietarios”, se despachó.
Sobre el incremento del gasto y la fórmula de buscar ahorros, Chico también advierte de que el usuario de turismo rural antes “venía, salía a cenar y comer fuera, pero ahora lo hacen todo en la casa para ahorrar”.
Para intentar remontar, Luis Chico apuesta por “trabajar mucho” frente a las plataformas, porque la gente “reforma una casa y se la entrega a estas webs y se olvida de todo”. “Eso no favorece, ni dinamiza, ni fomenta la economía circular que implique a museos, patrimonio, bodegas, restaurantes, artesanos, alimentos de la zona… sino que llena su bolsillo, especula, y el dinero no se queda ni en España. Y a esas plataformas les da igual si son viviendas legales o ilegales”, afeó.
Por otro lado, consideró que tras la pandemia “cayó la formación en el sector”, un eje “muy importante porque el mercado cada día exige más cosas, como la promoción, la inteligencia artificial que ya se puede utilizar”. Otra de las críticas vertidas se refiere a la presencia del turismo turismo rural en las ferias de turismo, donde los expositores de Castilla y León “no tienen muchas veces información”. “Y eso que somos líderes”, comentó.
Por último, Chico se refirió a la nueva normativa de registro de viajeros, aplazada hasta 2024, una ficha por el que los establecimientos de hospedaje recogerán los datos de los usuarios para su registro y comunicación necesarias para el cumplimiento de las obligaciones legales. “Quieren que les preguntemos a los clientes por su número de tarjeta o cuenta si te pagan por Bizum o tarjeta. Son casi fichas policiales. Pero es trabajo de Hacienda, no nuestro. Si le exijo esto a un cliente son problemas para ellos y para mi”, cargó Chico. Ante estas medidas, advirtió, los cliente “se pasan a viviendas de uso turístico, que no piden tantas cosas”.
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