Se aproxima la fecha para que los contratos suscritos entre los ganaderos de vacuno de leche y las industrias finalicen su vigencia y, según establece la regulación del denominado Paquete lácteo, el receptor de la leche deberá realizar una oferta de contrato por escrito con una duración mínima de un año. La misma deberá presentarse al menos dos meses antes de la finalización del contrato en vigor y en caso de tratarse de una nueva relación contractual, al menos dos meses antes del inicio de las entregas de leche.
La mayoría de los contratos finalizan a 31 de marzo, es decir, dentro de un mes y medio y, según denuncia UCCL, los ganaderos no han recibido ninguna oferta de contrato por escrito. “Mucho nos tememos que las industrias vendrán justo antes de la finalización del contrato firmado para que firmemos la oferta, que por supuesto tendrá una fecha anterior a la fecha en la que nos lo entregan para cumplir la normativa, y con el nuevo contrato para que lo firmemos todo junto”, adelantan.
La Unión de Campesinos ha querido hacer pública la denuncia de estas prácticas, que supone emplea la industria. “Aún hacen al ganadero más esclavo de los intereses de los receptores de la leche, que están esperando a que llegue primavera para que el precio baje y así ofertar a los ganaderos unos precios más bajos”, manifiestan.
Denuncian asimismo que entre las industrias que están incumpliendo la normativa se encuentra Lactalis, multinacional francesa dominante en el sector lácteo en España. “Sin escrúpulos ante los ganaderos españoles y consumidores vuelven a poner en jaque la viabilidad y rentabilidad de las explotaciones ganaderas”, lamentan.
A su vez, recuerdan que los ganaderos de la Unión Europea están percibiendo 37,76 euros por cada 100 kilos, mientras que en España el precio medio percibido por los ganaderos se sitúa en 31,43 euros por cada 100 kilos, algo que ha dado lugar a que en el último año hayan desaparecido 813 ganaderos en España, de los que 80 pertenecían a Castilla y León.
“Continúa la sangrante desaparición de ganaderos de vacuno de leche que continúan en manos de una industria que impone unos precios, impidiendo que sean negociados libremente entre las partes y conocidos con anterioridad a la firma del contrato”, concluyen.