En los últimos diez años la superficie de trigo blando se ha incrementado en 280.000 hectáreas, es decir, un 47%, hasta alcanzar las 884.131 hectáreas sembradas en este año. Este cultivo se destina principalmente a la formulación de los piensos y a una gran diversidad de productos finales para el consumo humano como el pan fresco, pan de molde, masas, pan congelado, bollería, pastelería y galletería.
El mercado está demandando actualmente trigos -los denominados trigos de gran fuerza (trigo blando)- que poseen unas características específicas de alta proteína y alta fuerza harino-panadera, y que se destinan directamente o a través de mezclas de harina a la producción de bollería y pastelería industrial entre otros productos. Esta demanda significa que existe una buena oportunidad de negocio en la producción de trigos de calidad.
Anualmente, España importa 5,5 millones de toneladas de trigo blando, lo que significa que el país es deficitario en una producción necesaria. En este sentido, la consejera de Agricultura y Ganadería, Silvia Clemente, ha asegurado que el reciente convenio de colaboración suscrito con varias cooperativas y otras empresas del sector para mejorar la calidad del trigo y adaptarlo a las demandas del mercado permitirá “conseguir una menor dependencia estratégica en el abastecimiento de materias primas y mejorar la renta de los agricultores y el valor añadido de los productos de las empresas agroalimentarias vinculadas al sector”.
El acuerdo, con una duración de dos años prorrogable un año más, si así lo acuerdan las partes, establece las siguientes actuaciones: Orientar la producción de los agricultores de la Comunidad hacia las necesidades de la industria transformadora, garantizando adecuados mecanismos de comercialización, mejorando la renta agraria y respondiendo a las necesidades de autoabastecimiento y calidad exigidas por la industria. Colaborar en materia de I+D+i para mantener el liderazgo de las producciones primarias, el sector molturador y la industria regional del sector de producción de cereales, harinas y productos elaborados, con destino al consumo humano. Y optimizar los recursos técnicos y económicos, mediante el establecimiento de mecanismos de cooperación para realizar actividades conjuntas. Como, entre otras, las siguientes: realización de ensayos de experimentación en temas como el estudio de adaptación de nuevas variedades de trigo blando de alta fuerza, evaluación de las características harino-panaderas de las mismas, realización de estudios agronómicos en condiciones de campo y cultivo forzado para poner a punto material vegetal y técnicas culturales adecuadas y obtención de nuevas variedades.
Además, se colaborará en la obtención de nuevos productos que permitan diversificar la oferta a partir de materia prima obtenida por productores de la Comunidad, por ejemplo, trigos de alta proteína y gran fuerza harinera, obtención de alimentos funcionales (cereales ricos en beta-glucanos, antocianos, etc.), alimentos aptos para dietas específicas, etc. Se establecerán mecanismos de cooperación en materia de utilización conjunta de laboratorios y equipos tanto para la realización de estudios y experiencias como para controlar la calidad de materias primas y productos elaborados. Se realizarán, de forma conjunta, actividades de promoción y difusión de resultados que permitan poner estos a disposición del sector productor y los consumidores.
La Consejería de Agricultura y Ganadería, a través del Itacyl, tiene entre sus objetivos potenciar la actividad del sector agrario y de sus industrias de transformación mediante el impulso al desarrollo tecnológico, la investigación aplicada y la dinamización de iniciativas que comporten nuevas orientaciones productivas o de adecuación al mercado.
Por su parte, la Sociedad Cooperativa Acor, que agrupa a 7.057 socios, da empleo a 503 personas y factura 200,5 millones de euros, es una gran impulsora del cultivo de trigos de alta calidad entre sus socios. Además tiene entre sus finalidades impulsar la investigación y experimentación en el sector agroalimentario con objeto de obtener una mayor rentabilidad en las producciones agrarias.
La Asociación de Fabricantes de Harinas de Castilla y León (AfaCyL), agrupa a 18 harineras de las 24 existentes en la Comunidad, representa al sector molturador y están interesados en proveerse de productos de la Comunidad y en participar en los procesos de mejora de esta producción.
Las empresas Siro y Gullón son dos de las grandes industrias de transformación de productos derivados de los cereales y la industria harinera (galletas, pasta, pan de molde, bollería, pastelería, snacks y cereales) instaladas en la Comunidad. Entre las dos emplean a 4.514 personas y suman una cifra de negocio que supera los 760 millones de euros. Ambas empresas cuentan con una producción de 200.000 toneladas anuales, lo que supone el 44 % del total nacional de este sector.
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